domingo, 7 de septiembre de 2014

Pedro Sánchez pone una vela a Dios y otra al diablo

En un artículo pretendidamente didáctico titulado 'Tenemos un problema', el secretario general del PSOE les da un tirón de orejas a los catalanistas, pero al final les dice que si se portan bien les hará un regalo -la reforma de la Constitución-, pero sin concretar como será.
Un amigo me dijo que tras leer '1978. El año en que España cambió de piel' comprendió que al redactar la Constitución española se pretendió satisfacer a todos, lo cual es un error de los gordos.
Una Constitución debe incorporar los principios morales más consistentes y los ideales más elevados.
La patria no es un lugar territorial en el que uno vive, por nacimiento o por elección, que comparte, con etarras, defraudadores, vividores, oportunistas y demás, sino ese lugar imaginario en el que conviven quienes tienen los mismos valores.
Pedro Sánchez propone una reforma constitucional en la que se adivina que no tratará de enmendar los errores citados, sino que se propone incidir en los mismos: dar más gusto a quienes ya se les intentó dar y no se calmarán nunca.
El talón de Aquiles de la democracia es que los políticos no pueden perder de vista la intención de voto, de modo que muchas veces sufren la tentación de hacer concesiones que van en contra del bien común. El nacionalismo es un cáncer, pero los nacionalistas votan y hoy por hoy son bastantes.
Pero al margen de la obsesión por captar votos está por ver que Pedro Sánchez tenga una idea de la Constitución que difiera mucho de la de aquel que la ve como un manual de instrucciones de cualquier artilugio. Incluso es muy posible que José Luis Rodríguez Zapatero, que ejerció como profesor asociado de Derecho Constitucional, al parecer de forma irregular, tenga una idea parecida. De ahí a Podemos, un paso.

No hay comentarios: