sábado, 6 de septiembre de 2014

Pep Guardiola, 'el demócrata'

El título podría haber sido 'Pep Guardiola, a tus cosas', o sea, a lo de dar patadas. Pero es conveniente hablar de democracia.
España es un país que desde hace mucho tiempo desea ser demócrata, puesto que la mayor parte de los países de su entorno lo son. Pero de querer ser demócrata a serlo va un trecho. Puede decirse que hay democracia en un lugar cuando alguien que piensa lo contrario que la mayoría puede pasear tranquilamente por sus calles. Pero en la Cataluña de Guardiola, y de otros, hay editoriales conjuntos (se atribuye su redacción a Juliana, pobre), cosa que no se concibe en una democracia. Un obispo, el de Solsona, también pobre, ha dado un giro total. De adorar al Cristo del amor ha pasado a someterse al Satanás del odio y el resentimiento. No puede decirse, pues, que haya democracia en esa Cataluña que pudo ser mucho y se encamina al desastre.
Otro catalán, Pep Guardiola, que de vez en cuando olvida lo suyo, que son las patadas al balón, parece ser que ha dicho que nada hay más democrático que votar. Eso es una guardiolada, digo una burrada. El voto forma parte de la democracia. Sin votos no hay democracia. Pero hay que votar exactamente las cosas que las leyes establecen que han de ser sometidas a votación y no otras. Lo más importante de una democracia es el imperio de la ley. En donde no se respeta la ley no hay democracia.
Las leyes aprobadas en un Estado democrático deben respetarse siempre. Y si no gustan y se desea cambiarlas hay que seguir los procedimientos establecidos en ellas mismas.
Hay una costumbre insana que consiste en que aquellos que alcanzan algún predicamento en la sociedad, por el motivo que sea, quieran influir en ella. Me parece bien si lo que pretenden es conseguir que la gente sea más solidaria. En todos los demás casos podría ser un abuso.

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