miércoles, 24 de diciembre de 2014

Daños colaterales del caso Pujol

Muchos de los conductores que pasan por delante de la casa de Jorge Pujol hacen sonar sus bocinas. Se conoce que con eso tranquilizan sus conciencias por haberle votado tantas veces, por haberle consentido tanto.
Saben que los bocinazos no sirven para nada, pero ellos probablemente siguen siendo nacionalistas. Quienes no le han votado nunca y jamás han creído en él no tienen ningún motivo para estar disgustados, puesto que no les ha podido pillar por sorpresa el caso, lo que les habrá sorprendido es que se haya confirmado oficialmente lo que ya sabían.
El caso es que cerca de la casa de Pujol hay otras casas, e incluso en las cercanías está el Hospital Sagrada Familia. Pero los nacionalistas sólo suelen pensar en sí mismos y en sus intereses, y lo hacen de un modo autocomplaciente. Por ejemplo, los de CiU acusan de poco demócratas a los de Podemos, como si ellos lo fueran.
Esos bocinazos que dan a lo mejor no llegan a su destinatario. Dada su fortuna, es muy probable que tenga insonorizada no su habitación sino toda la casa. Y también puede ser que salga al balcón a escucharlos, porque sabe que en el fondo esos bocinazos reflejan la admiración que despierta su persona, y en algunos incluso envidia.
Jorge Pujol sigue siendo el rey de Cataluña..., que al final se habrá revelado como más monárquica que ninguna otra región de España. Esos que escriben Espanya también tienen afición a tocar la bocina. Hay gente que sufre cuando lo hacen. Hay gente que se indigna cuando dicen Espanya ens roba. Pero a ellos les da igual y Rajoy les da más dinero si se comportan así. A Rajoy también le duelen y le impresionan los bocinazos. Y Mas se cree que es más. Y tiene razón. Es Mas y más. ¿Se estará riendo Pujol?

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