lunes, 8 de diciembre de 2014

Ignacio Cembrero y Javier Moreno ante el juez

Pero el problema no es que hayan sido llamados a declarar por el juez Javier Gómez Bermúdez por haber hecho nada malo, sino porque Mohamed les ha puesto una querella.
La querella ya fue desestimada en un primer momento por el juez, aunque Ignacio Cembrero tuvo que dejar El País; afortunadamente para él encontró trabajo en otro medio. Javier Moreno tampoco es ya el director de El País. La sombra de Mohamed es alargada.
Juan Luis Cebrián tomó sus decisiones en su momento. Se conoce que sabe navegar en este mar furibundo. ¿Cabría decir que sin ley?
La querella de Mohamed parece ser que es insostenible, pero este reyezuelo tiene muchos lazos con muchas gentes del mundo. De hecho, resulta sorprendente que tanto Francia como Estados Unidos le apoyen en sus sistemáticas violaciones de los Derechos Humanos con la indefensa población del Sahara. Si se permite que Mohamed abuse de los indefensos saharauis y desobedezca las resoluciones de la ONU nadie puede creer en la Justicia.
Ahora hay dos personas, dos periodistas, víctimas de la arbitrariedad del tal Mohamed. ¿Cómo es posible que en cuanto silba Mohamed Juan Carlos I corra a su lado? ¿Cómo es posible que un periodista español tenga que dejar su trabajo después de haber escrito un artículo correcto, porque lo pide Mohamed? ¿Cómo es posible que haya un montón de españoles condecorados por ese Mohamed que explota todas las debilidades de la situación española? Claro, Mohamed tiene en el bolsillo a Francia y Estados Unidos, con lo cual vemos que el mundo anda un poco loco. Si el Reino Unido tuviera intereses ahí, todavía sería peor.
Al final, Javier Gómez Bermúdez tendrá que archivar las querellas; los dos periodistas tendrán la vida más difícil, no obstante lo anterior. Y todos nos encogeremos de hombros.

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