viernes, 5 de diciembre de 2014

Felipe VI da mal ejemplo a los niños

Hay un sujeto en Cataluña que impone su ley por las bravas, que no respeta la legalidad y que se burla de los demócratas y pisotea sus derechos.
En realidad hay más de uno, pero el que lleva la voz cantante en estos momentos se llama Arturo Mas. Diríase que se trata de un sujeto enloquecido que tan pronto se cree Moisés como Jesucristo Superestar. Hay un llorón por ahí, todavía más enloquecido, que lo empuja hacia el disparate.
El Rey representa a todos los españoles decentes que pagan sus impuestos y que ven en las leyes la garantía de su dignidad.
La clase política española está muy por debajo de lo que cabría esperar, salvo la digna Rosa Díez, que corrió a poner una denuncia contra el tal Arturo Mas. El llamado Mariano Rajoy, que en razón de su cargo está obligado a cumplir y hacer cumplir la ley, no está dispuesto a cumplir con su cometido; no obstante, con toda la cara dura, sigue cobrando su sueldo íntegro todos los meses. El guaperas que se han agenciado los socialistas como Secretario General parece un párvulo que, desorientado, busca su lugar en el mundo mientras trata de aprender el nombre de las cosas.
Y el Rey, que venía prometiendo ejemplaridad, trata con suma deferencia al tal Arturo Mas, demostrando con ello a los niños, y también a los niñatos, que no es necesario cumplir las leyes para ser considerado un señor, sino que también se puede conseguir ese trato si se dispone de cierta capacidad de intimidación.
Hay ciudadanos educados y respetuosos en Cataluña, y también en el resto de España, que no se merecen que el Rey les haga ese desaire. Se esperaba que pusiera en evidencia a los bobalicones y traicioneros Rajoy y Schez. Por cierto, Paco Umbral bautizó a uno como Glez.

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