domingo, 21 de diciembre de 2014

Polémica sentencia de un juez

Se trata de una demanda que interpuso un matrimonio solicitando la nulidad del contrato por el que invirtió una pequeña cantidad de dinero en la Oferta Pública de Venta de acciones de Bankia.
El juez ha desestimado la petición con el argumento de que quienes invierten en Bolsa ya saben que pueden ganar o perder.
Pero la Bolsa es necesaria para el buen funcionamiento de la economía de un país. Las empresas la necesitan para financiarse y para que pueda funcionar es imprescindible ganar la confianza de los posibles inversores, lo que se consigue con unas normas de funcionamiento rigurosas y la exigencia de su cumplimiento. En la Bolsa española vienen ocurriendo cosas que deberían espantar a la gente; lo que ocurre es que está ya curada de espanto y acostumbrada a lo peor. No obstante, sí que debe de haber bastante gente que huye de la ella por este motivo. Quizá si la gente fuera menos reacia a invertir el habría menos paro.
Hay empresas que se hunden, y los accionistas lo pierden todo, por causas naturales. No todos los gestores son unos genios capaces de adelantarse a los acontecimientos, ni todas las empresas pueden subsistir eternamente. Pero hay empresas que se van a pique porque sus dirigentes incurren en riesgos desmesurados, cegados por la codicia, o porque incurren en prácticas delictivas. Y estos casos deberían ser detectados a tiempo por los organismos encargados de vigilar el cumplimiento de la normativa y si estos organismos fallan los inversores quedan desprotegidos.
Si nadie invirtiera en Bolsa el país quebraría. Considerar que los inversores son especuladores es suicida. Los inversores arriesgan. Lo mínimo que pueden pedir es que no se les engañe. Hay inversores que lo han perdido todo porque los encargados de vigilar que todo se hiciera correctamente no vigilaron. Y encima se les reprocha que si compraron acciones fue para ganar dinero.

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