miércoles, 18 de abril de 2007

El triunfo de Correa

Cuando a los políticos les van bien las cosas y tienen ganas de hacer la pelota a sus electores, suelen decir que el pueblo no se equivoca nunca. Pero eso no es cierto, el pueblo, a corto plazo, se equivoca mucho. De hecho, la democracia es sumamente arriesgada. En Francia casi gana Le Pen. Lo que ocurre es que los demás sistemas políticos no es que sean arriesgados, es que son malos. En democracia, para evitar tentaciones y excesos, es conveniente que haya separación de poderes y que ninguno de ellos tenga más del estrictamente necesario para su funcionamiento.
Correa, desde que se convirtió en presidente, está tratando de acrecentar su poder. Un demócrata jamás creer la fórmula para solucionar los problemas. Si es elegido para ello, trata de hacer lo que sabe y espera que lo que sabe resulte de utilidad. Tampoco se cree insustituible. Sabe que detrás de él vendrán otros, que pueden hacerlo mejor o peor. Ecuador tiene muchos problemas y la experiencia de muchos malos gobiernos anteriores. Cuanto más grandes son los problemas, con mayor cuidado conviene intentar resolverlos. Hay que hacer los cambios que se estimen necesarios paso a paso y en la medida de lo posible. Quien recurre al populismo, como por ejemplo Chávez, el amigo de Correa, insultando una y otra vez a Bush, porque sabe que éste no es muy popular en su país, no demuestra mucho interés por resolver problemas, sino por acrecentar su poder. No auguran nada bueno para Ecuador la amistad de Correa con Chávez y ni el ansia de ambos por acumular poder. Presumiblemente, Venezuela y Ecuador, ambos al alimón, van a ir a menos.
Tampoco le interesa a Correa la justicia y esto es otro dato a tener en cuenta. Sandra Correa León fue encarcelada injustamente por el anterior gobierno y no sólo eso, sino también difamada e injuriada. Sigue en la cárcel con Correa en el gobierno y eso significa que cualquier ecuatoriano puede ir a la cárcel por un capricho del poder.

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