martes, 17 de abril de 2007

Las mujeres y la inteligencia

La inteligencia no se puede ocultar. Viendo la foto de Rob, nadie se la debería discutir. También se pueden observar las imágenes de dos personajes muy conocidos, aunque por diferentes motivos, como Otegi y Savater, para comparar la gran diferencia que hay entre la cara de un tarugo y la de alguien realmente inteligente. Sin embargo, y a pesar de las dificultades aparentes, se suele disimular la inteligencia. Muchos de los socios de Mensa ocultan esta condición a sus amistades. En los colegios y en las empresas no suelen ser detectados, a pesar de que tienen gente especializada para este fin. Algunos profesores, incapaces de motivar a un alumno, al que tampoco han sabido detectarle su superdotación, pueden tratarlo de torpe ante los demás. Gente que no destaca por su agudeza mental puede presumir de inteligente ante un superdotado, del cual, por supuesto, ignora esta condición. El caso del violinista sirve como un ejemplo más. ¿Por qué hay que esconder la inteligencia? Cuando alguien necesita un médico, un abogado o un agente de seguros, quiere que sea el mejor.
En el caso de las mujeres, la cuestión es más complicada. Cinco días se hizo eco del VI Seminario Internacional Mujer y Superdotación. Se detectan pocos superdotados y, entre esos pocos, el número de chicos es similar al de chicas en el segmento de edad que va desde los seis hasta los doce años de edad. A partir de los doce años las chicas superdotadas ya conocen el paño y no se dejan detectar ni aunque se les busque con lupa dicha condición. Esto no ocurre sólo en España, sino en todos los países del mundo. Siendo el número de socios de Mensa inusualmente bajo en todos los países, excepto en Inglaterra y Estados Unidos en donde hay más, aunque el número sigue siendo bajo, la proporción de mujeres inscritas es proporcionalmente la misma. Sólo hay una española en ISPE. Si todos queremos el mejor médico o la mejor médica, ¿por qué no hemos de querer también la mejor esposa? Una sociedad sana debería permitir que sus miembros se pudieran comportar como son. Ya di noticia de dos de las pocas mujeres socias de Mensa que hay en España, Paquita y Fanny. Curiosamente, ambas de las Islas Baleares.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mmmmm. ¡Curioso Vicente¡...

Zenia desde

http://imaginados.blogia.com