Dijo Zapatero que si ganaba las elecciones apoyaría cualquier estatuto que saliera del Parlamento catalán. Puede que ése sea uno de los motivos por los que Maragall logró ser presidente de Cataluña. Otro de ellos es su alianza con ERC. Finalmente, Zapatero ganó las elecciones y Maragall se dispuso a tomarle la palabra. Si hubiera sido un amigo leal, le hubiera consultado antes de tomar ninguna iniciativa, porque es evidente que cuando Zapatero hizo su promesa ni contaba con ganar ni podía tener toda la información. Ha reconocido el ex presidente catalán que fue un error no haber reformado la Constitución antes de hacer el nuevo Estatuto. Con lo que aporta una prueba más de su atolondramiento imprudente. Actúa de forma compulsiva y sin preocuparle en absoluto que sus decisiones puedan perjudicar a los demás. ¿Hubiera conservado Zapatero la presidencia de España de haber seguido la senda que le marcaba Maragall? Cuesta, por otra parte, aceptar e incluso entender la deriva de los socialistas catalanes hacia el nacionalismo. El País publica hoy un artículo de Manuel Montero en el que se demuestra que la finalidad de los nacionalistas vascos es la de "Restaurar nuestra personalidad colectiva". Esto sirve también para Cataluña. Hay bastantes similitudes de fondo en los nacionalismos del País Vasco y de Cataluña. De todos los nacionalismos en realidad. Es cierto que no hay un grupo terrorista catalán, pero lo hubo, se llamó “Terra Lliure”, y fue sofocado enseguida. Convendría preguntarse también por los motivos por los que el grupo catalán no logró el oxígeno que necesitaba para vivir y el vasco sí. Restaurar la personalidad colectiva es un propósito dictatorial. Las personalidades que hay que fomentar y proteger son las individuales. Así está establecido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la propia Constitución Española. Lo que deben hacer los políticos de las Comunidades Autónomas es proteger y fomentar las costumbres y las lenguas de los territorios que gobiernan, no imponerlas. Y buscar la justicia. No ha demostrado Maragall perseguir la justicia sino que lo que ha intentado es conseguir sus propios designios.
2 comentarios:
Bla, bla, bla. Bla, bla, bla... Des de su punto de vista puede tener razón. Des el otro lado del río, las cosas no se ven igual.
Xavier:
Según dice El País hoy, ningún compañero de Maragall ha salido en su defensa. Hablan de maragalladas, etc.
En La Vanguardia, Lluis Foix trata de frívolo a Zapatero, sin caer en la cuenta de que la frivolidad de Maragall es mayor.
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