Con gran sentido de la oportunidad, Rafael Fontán, Profesor de Derecho Penal, da a conocer en su blog, El bastón de Tiresias, en un breve artículo, la opinión que le merece la condena al general Vicente Navarro.
El contribuyente observa, sin entender los motivos por los que las cosas son así, que a los pequeños delincuentes, ésos que lo son quizá porque no tienen más remedio, les cae encima la ley con todo su peso y encima se les dice que es para reinsertarlos. Ese mismo contribuyente también cree que el patrimonio de otros aumenta de forma espectacular y sospecha que a veces ocurre de modo inmoral. Puede que si se le reprocha a alguno de los interesados, éste anime a quien lo ha hecho a que acuda a los tribunales. Estupefacto queda el contribuyente cuando tiene noticia de que el ministerio de Trabajo contestó al Defensor del Pueblo que no era el momento de mejorar las leyes contra el acoso moral en el trabajo, porque lo que interesaba era fomentar el empleo, demostrando con ello cuál era su opinión sobre los empresarios.
Reproduzco parte del artículo del profesor, haciendo constar que todo él es igual de elocuente:
El contribuyente observa, sin entender los motivos por los que las cosas son así, que a los pequeños delincuentes, ésos que lo son quizá porque no tienen más remedio, les cae encima la ley con todo su peso y encima se les dice que es para reinsertarlos. Ese mismo contribuyente también cree que el patrimonio de otros aumenta de forma espectacular y sospecha que a veces ocurre de modo inmoral. Puede que si se le reprocha a alguno de los interesados, éste anime a quien lo ha hecho a que acuda a los tribunales. Estupefacto queda el contribuyente cuando tiene noticia de que el ministerio de Trabajo contestó al Defensor del Pueblo que no era el momento de mejorar las leyes contra el acoso moral en el trabajo, porque lo que interesaba era fomentar el empleo, demostrando con ello cuál era su opinión sobre los empresarios.
Reproduzco parte del artículo del profesor, haciendo constar que todo él es igual de elocuente:
(…)Acostumbrado a “hacer de su capa un sayo”, a recalificar terrenos de acuerdo con sus exclusivos intereses, a certificar documentos públicos según convenga, a contratar o adjudicar obras en función de amistades y enemistades, y a saltarse a la torera el estatuto de los trabajadores en pro del pleno empleo y el crecimiento económico, ¿quién -y cómo- le podrá decir que ha cometido un delito, si no mata, no viola y no detiene ilegítimamente a nadie? (…)
No está de más recordar que hay muchos Consejos Jurídicos repartidos por España y muchos Consejos de Cultura, todos a cargo de los contribuyentes. Pero hemos de felicitarnos de que Rafael Fontán tenga un blog.
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