Lleva unos cuantos días siendo protagonista de las portadas de la prensa, cosa, por otra parte, habitual en él. Es, sin duda, el juez más famoso de España, y cabe la posibilidad que del mundo entero. Hasta la prensa de Estados Unidos se ha ocupado de él últimamente.
Como colofón, por el momento, a la serie de noticias que han propiciado la vuelta del juez Baltasar Garzón a las portadas, está su imputación por prevaricación por el Tribunal Supremo, a instancia del sindicato Manos Limpias.
Casualmente, el pasado lunes, el profesor Rafael Fontán había explicado en su blog cual era el vacío que se pretendió llenar con La llamada jurisdicción universal, ya que antes de que existiera un dictador criminal o un narcotraficante procedentes de países cuya legislación fuera permisiva con ellos, podían venir a pasearse tranquilamente por España.
Transcribo a continuación el final del artículo del profesor Fontán:
Como colofón, por el momento, a la serie de noticias que han propiciado la vuelta del juez Baltasar Garzón a las portadas, está su imputación por prevaricación por el Tribunal Supremo, a instancia del sindicato Manos Limpias.
Casualmente, el pasado lunes, el profesor Rafael Fontán había explicado en su blog cual era el vacío que se pretendió llenar con La llamada jurisdicción universal, ya que antes de que existiera un dictador criminal o un narcotraficante procedentes de países cuya legislación fuera permisiva con ellos, podían venir a pasearse tranquilamente por España.
Transcribo a continuación el final del artículo del profesor Fontán:
Así las cosas, no me parece inidóneo el camino escogido por PSOE y PP: cambiar la ley para amoldarla al nuevo escenario, a las nuevas prácticas internacionales y, sobre todo, a la razón más elemental. Porque continuar con una legislación que permite una interpretación tan amplia de nuestra competencia respecto a estos supuestos sólo puede dar lugar a la proliferación de injusticias (¿por qué procesar a Pinochet y no a Fidel Castro?), al desarrollo ilegítimo de egos (¿quién no conoce a Garzón o a Pedraz? O, si lo prefieren ¿quién les conocería si no fuera por ser los instructores de estos casos?), y a la peligrosa posibilidad de tener que aceptar alguna vez la intromisión de otros países en asuntos propios (Carrillo/Paracuellos, negociación con ETA, participación de Aznar en la Guerra del Golfo…), que ya creíamos archivados o suficientemente superados.
Se trata de un artículo entretenido por lo clarificador que resulta. Las cosas que se hacen por un motivo determinado, pueden servir para que las personas con imaginación les encuentren otras utilidades.
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