Mencionar las derrotas electorales de Rajoy, como hizo Zapatero, vino a ser lo mismo que reconocer que lo único que le interesa es volver a ganar las elecciones, aunque para ello tenga que volver a mentir. Poco le interesan los ciudadanos a Zapatero, para él no son más que los instrumentos que necesita para alcanzar el poder. Nada le importan sus problemas, quiere sus votos. Y con tal de lograrlos se inventa cualquier cosa que parezca buena, bonita y barata.
Un ciudadano preocupado por la dramática situación española no puede sino sentirse decepcionado. Si esperaba que los políticos trataran de buscar soluciones, olvidando los partidismos, para tratar de mejorar en lo posible la situación de los ciudadanos, pudo comprobar que no era ésa su intención.
Zapatero juega con ventaja, sabe que son pocas las cosas que puede ofrecer Rajoy, la situación deja poco margen de maniobra. Lo más efectivo sería que los partidos políticos en este trance fueran todos a una, cosa que pidió Duran Lleida, al que su generalmente alabada sensatez no impidió exigir ventajas para Cataluña. Todos han de renunciar a algo, en pro del beneficio común, pero a Cataluña hay que darle algo más.
Lo que se ventila en el debate no es la solución a los problemas que padecemos, sino que lo que pretenden nuestros políticos es lograr beneficios electorales. Y el partido se juega en Cataluña, porque es gracias a los resultados obtenidos en Cataluña por lo que gobierna Zapatero.
La reforma del mercado laboral tendrá que hacerse algún día, con crisis o sin crisis, pero antes hay que reformar el sistema político. Si un ciudadano español le merece tan poco respeto a la clase política, ¿en qué quedaría reducido si le quitaran los derechos laborales que tiene ahora? Hay que devolver la dignidad a los ciudadanos.
Un ciudadano preocupado por la dramática situación española no puede sino sentirse decepcionado. Si esperaba que los políticos trataran de buscar soluciones, olvidando los partidismos, para tratar de mejorar en lo posible la situación de los ciudadanos, pudo comprobar que no era ésa su intención.
Zapatero juega con ventaja, sabe que son pocas las cosas que puede ofrecer Rajoy, la situación deja poco margen de maniobra. Lo más efectivo sería que los partidos políticos en este trance fueran todos a una, cosa que pidió Duran Lleida, al que su generalmente alabada sensatez no impidió exigir ventajas para Cataluña. Todos han de renunciar a algo, en pro del beneficio común, pero a Cataluña hay que darle algo más.
Lo que se ventila en el debate no es la solución a los problemas que padecemos, sino que lo que pretenden nuestros políticos es lograr beneficios electorales. Y el partido se juega en Cataluña, porque es gracias a los resultados obtenidos en Cataluña por lo que gobierna Zapatero.
La reforma del mercado laboral tendrá que hacerse algún día, con crisis o sin crisis, pero antes hay que reformar el sistema político. Si un ciudadano español le merece tan poco respeto a la clase política, ¿en qué quedaría reducido si le quitaran los derechos laborales que tiene ahora? Hay que devolver la dignidad a los ciudadanos.
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