Nada menos que pretende el acuerdo entre el PSOE y el PP para afrontar la crisis. No le falta razón a la organización empresarial, ni propone nada nuevo. El asunto es tan evidente que desde mucho antes de que Zapatero se viera obligado a reconocer la crisis, es decir, cuando Solbes la negaba, echando a perder su reputación para siempre, ya se sabía que era necesario el pacto de Estado.
Lo que ocurre es que el pacto de Estado sería bueno para casi todos, especialmente para los más pobres, pero no resulta muy atractivo para los partidos, puesto que no les proporcionaría ningún beneficio electoral. En este sentido, al PP no le conviene puesto que el previsible deterioro de la situación puede hacer caer al gobierno antes de lo previsto. Pero si el PSOE se lo propusiera, el PP no se podría negar. Hasta el momento, todo lo que se pide al PP es que aplauda lo que hace el gobierno. Al PSOE sí que le interesa el pacto, dado que es la única manera de salvar la situación. La CEOE espera con temor la llegada del año 2010, en el que pueden verse obligadas a cerrar una gran cantidad de empresas. Hay que frenar el declive como sea. El problema se llama Zapatero, puesto que para frenar la crisis hay que hacer todo lo contrario de lo que ha venido haciendo, para vergüenza de Solbes, puesto que ha tenido mucho que ver en ello.
Tanto Lucía Méndez, en El Mundo, como Juan Carlos Rodríguez Ibarra, en El País, cada uno a su manera, tratan de interpretar la actitud del PSOE con respecto a Zapatero. Creo que ambos aciertan en parte. Pero creo que todos los socialistas con ambición de progresar en el partido tienen algo claro: sólo siendo totalmente sumisos a Zapatero pueden progresar. Fuera de eso no hay nada. Ahora bien, dado que Zapatero sólo tiene una idea clara, que consiste en mantenerse en el poder sea como sea. En cuanto a lo demás, hoy puede pensar una cosa y mañana otra, de ahí el aparente desconcierto de los ministros, que dicen cosas para luego ser desmentidos.
De modo que a Zapatero no le interesa el pacto y el PSOE ha cerrado filas en torno suyo. Resulta inconcebible que en la situación que vivimos nadie del partido se atreva a discrepar de la política gubernamental, tildada de catastrófica por tantos.
Lo que ocurre es que el pacto de Estado sería bueno para casi todos, especialmente para los más pobres, pero no resulta muy atractivo para los partidos, puesto que no les proporcionaría ningún beneficio electoral. En este sentido, al PP no le conviene puesto que el previsible deterioro de la situación puede hacer caer al gobierno antes de lo previsto. Pero si el PSOE se lo propusiera, el PP no se podría negar. Hasta el momento, todo lo que se pide al PP es que aplauda lo que hace el gobierno. Al PSOE sí que le interesa el pacto, dado que es la única manera de salvar la situación. La CEOE espera con temor la llegada del año 2010, en el que pueden verse obligadas a cerrar una gran cantidad de empresas. Hay que frenar el declive como sea. El problema se llama Zapatero, puesto que para frenar la crisis hay que hacer todo lo contrario de lo que ha venido haciendo, para vergüenza de Solbes, puesto que ha tenido mucho que ver en ello.
Tanto Lucía Méndez, en El Mundo, como Juan Carlos Rodríguez Ibarra, en El País, cada uno a su manera, tratan de interpretar la actitud del PSOE con respecto a Zapatero. Creo que ambos aciertan en parte. Pero creo que todos los socialistas con ambición de progresar en el partido tienen algo claro: sólo siendo totalmente sumisos a Zapatero pueden progresar. Fuera de eso no hay nada. Ahora bien, dado que Zapatero sólo tiene una idea clara, que consiste en mantenerse en el poder sea como sea. En cuanto a lo demás, hoy puede pensar una cosa y mañana otra, de ahí el aparente desconcierto de los ministros, que dicen cosas para luego ser desmentidos.
De modo que a Zapatero no le interesa el pacto y el PSOE ha cerrado filas en torno suyo. Resulta inconcebible que en la situación que vivimos nadie del partido se atreva a discrepar de la política gubernamental, tildada de catastrófica por tantos.
1 comentario:
Señor Torres, lo que pretende la CEOE ya lo ha dicho su presidente por activa y por pasiva: que acepten su programa máximo, el que propone que despedir sea más barato como remedio para luchar contra el paro (es decir, que sea más fácil deshacer una compra como medio para comprar más).
De fijarse en los empresarios de otros países, que pagan sueldos más elevados por trabajos similares y con precios de venta inferiores (comer en el Reino Unido es más barato que en Barcelona) no se le ha oído nada al tal presidente. De salvar la compañía aérea (Air Comet) que su gestión está llevando a la ruina, tampoco
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