Molly Katchpole es la joven que ha dado en rebelarse contra la prepotencia bancaria y ha obtenido un gran éxito, puesto que algunos bancos han abandonado la idea de perpetrar un nuevo abuso sobre sus clientes.
Ignoro cómo pueden ser las cosas en Estados Unidos, pero en España los dirigentes bancarios no da la impresión de que usen su inventiva para ver que necesitan sus clientes, con el fin de atenderlos mejor y ofrecerles precisamente aquello que les conviene, sino que buscan son “oportunidades de negocio”, o sea, chollos, por decirlo de forma coloquial, y atajos para ganar dinero rápidamente. De ahí la burbuja inmobiliaria. Esta burbuja afecta a todas las entidades financieras españolas, pero algunas se pasaron de frenada. Con total impunidad para sus directivos, aunque hayan necesitado echar mano del dinero de los impuestos para no hundirse.
Repito que no sé cómo son exactamente las cosas en Estados Unidos, pero en España las entidades financieras no sólo han precisado de la ayuda del Estado, sino que para mantener un ritmo de ganancias que permita a sus directivos presentarse en las Juntas de Accionistas sin temor a que les llamen de todo, se han puesto a aumentar las comisiones que cobran a sus clientes. Se lo consiente el Banco de España, como antes les permitió que incurriesen en tantos riesgos, aunque ahora, en parte para lavarse la cara y en parte porque la situación de algunas es realmente desastrosa ponga el grito en el cielo y les exija todo lo que debió exigirles antes y más.
El papel de los ciudadanos se reduce a pagar, vía impuestos y vía comisiones.
Lo que hizo Molly Katchpole fue iniciar una campaña de recogida de firmas en contra de esta tendencia, y recogió muchas en muy poco tiempo.
Lo que sería necesario en España es una campaña similar, pero para exigir que los auditores del Banco de España expliquen qué han estado haciendo desde el año dos mil hasta ahora, por ejemplo.
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