Da la impresión de que Peces-Barba se considera el constituyente que más influencia tuvo en nuestra Carta Magna, y ahora, constatado su fracaso sin lugar a dudas, trata de rebuscar, aunque sea envuelto en bromas, razones históricas para justificarlo. Lo de la autocrítica sería esperar demasiado.
¿Cómo va a reconocer que cometió errores de bulto? Lejos de eso, intenta dar a entender que el problema no tiene solución. Su broma, o como se la quiera llamar, ha sido tan mal acogida en Cataluña que el propio Peces-Barba se ha visto obligado a pedir perdón, cosa que no hizo ante las víctimas del terrorismo cuando éstas también le mostraron su desagrado, tal vez con más razón.
Uno de los catalanes, Enric Juliana, recogió sus palabras de forma civilizada, pero interpretándolas del modo que quiere. Él puede hacerlo mejor. Otro catalán, Miquel Roca Junyent, que también fue constituyente, ha reaccionado como mejor sabe: arrimando el ascua a su sardina. Se niega a renunciar a las ventajas que los nacionalistas obtuvieron en el proceso. Aunque la situación que ha propiciado esa Constitución sea la ruina total para España, incluida Cataluña, los nacionalistas miran con recelo su posible y necesaria reforma.
El problema principal consiste en que los partidos políticos se quedaron con el poder de Franco, que recibieron a través del Rey. Como consecuencia, tenemos dictadura de partidos, y no democracia. Los partidos controlan todo, el Poder Judicial, el Ejecutivo, el Legislativo e incluso a la prensa.
Otro de los errores gordos fue el de dar, por que sí, mucho más poder a los partidos nacionalistas del que les correspondería si se hubiera buscado actuar con equidad. Como consecuencia, han podido dictar su ley. En un estado democrático no hubieran podido presionar a los ciudadanos de sus comunidades del modo en que lo han venido haciendo a lo largo de la mal llamada democracia.
Cualquier solución debería pasar pues por profundizar en la democracia, establecer los necesarios contrapoderes y reducir a los nacionalistas al ámbito que les corresponde. Previsiblemente, ni Peces-Barba, ni los nacionalistas estarían de acuerdo.
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