miércoles, 30 de noviembre de 2011

La descomposición del PSOE

El declive del PSOE comenzó con Felipe González. Él iba ganando elecciones, pero muchos de sus votantes ya no se fiaban un pelo de él, y le seguían votando por inercia, simplemente por no votar a Fraga Iribarne, que fue su alternativa. Lo que esperaban la mayor parte de sus votantes, tras su clamorosa primera victoria, es que diera una lección de honradez y de principios. Nunca le perdonarán que no respondiera a esas expectativas.
La sustitución de Fraga por un joven Aznar dotó de nuevos horizontes al PP. Finalmente el PSOE pasó a la oposición, en la que parecía que iba a estar durante mucho tiempo, cuando Zapatero ganó las elecciones inopinadamente.
Lo que ha hecho Zapatero, según la opinión generalizada, y patente salvo para muy forofos, es hundir a España. Bien hundida. Ha sumido a todo el mundo, salvo a los muy ricos, en la desesperación y en el pesimismo, y ahora queda esperar que Rajoy, que hasta el momento no ha demostrado ser milagrero, haga un milagro, y de los gordos.
Pero Zapatero no sólo ha hundido a España. En su inocencia destructiva ha partido al PSOE en dos trozos, si no en más.
Lo que puede ocurrir en el actual estado de cosas, si sus actuales dirigentes no reaccionan pronto, es que el PSOE se desintegre. Para ello sólo haría falta que la situación general de España, con el gobierno del PP, comenzase a mejorar, por leve que fuera la mejoría, y mostrase esa tendencia durante un tiempo prolongado, cosa que puede ocurrir.
Si el PSOE no quiere que UPyD le coma el terreno, debería reaccionar rápidamente, democratizando el partido, con lo que obligaría a los demás a hacer lo mismo, y dejando que gente nueva y desconocida se ponga al mando. Las viejas glorias ya han quemado sus naves.

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