domingo, 27 de noviembre de 2011

Lo que queda de la Sanidad española

Una noticia del diario El País, fechada en el día de ayer, lleva el título “Parados sin prestacióno llevan dos meses pagando sus medicamentos”. Ocurre en Galicia.
Hace poco, todos los políticos sin excepción nos exhortaban a que votásemos. Debíamos ir a votar para cumplir con nuestro deber ciudadano. Se callaban la subvención que reciben los partidos por cada voto que reciben. No es moco de pavo. Hay partido que se ha podido llevar alrededor de veinte millones de euros.
Las farmacias no cobran, pero los partidos no van a perdonar ni un céntimo.
En el mismo diario El País de ayer, otra noticia, esta procedente de Cataluña, tenía este título: “Su morfina puede esperar”. Hay dinero para las embajadas catalanas, pero no para mitigar el dolor de un enfermo terminal. Si ese sufrimiento lo padeciera el familiar de algún político, otra cosa sería.
En el diario El Mundo, de hoy, va un artículo titulado “Valencia anuncia cierres y fusiones de ambulatorios para evitar el copago”. Es decir, el gobierno de Camps malgastó el dinero de los contribuyentes y ahora éstos tienen que procurar no ponerse enfermos.
Se nos recomendó votar, y se nos envió publicidad por tierra, mar y aire, a cargo de los contribuyentes, para que lo hiciéramos, y como consecuencia de ello cada diputado, desde el mismo día en que salió elegido, dispone de iPad, iPod y ordenador portátil. El gasto que hagan con esos artilugios también correrá a cargo de los contribuyentes. La función de los diputados ya se sabe cuál es: poner el dedito en la tecla que se les ordene.
Hemos de ser optimistas a pesar de todo, pero el optimismo del contribuyente común se cifra en enfermar lo menos posible, por la cuenta que le trae, y en lograr hacer las tajadas de pan más finas, para que dure lo suficiente. Los políticos, por fortuna para ellos, no tendrán esos problemas.

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