Las palabras se emiten con una intencionalidad y quienes las reciben la interpretan a su manera. En este caso, fue Patxi López quien dijo “No es lo mismo Rubalcaba que Rajoy para cerrar las heridas de ETA”.
La frase viene entrecomillada en el titular de El Correo, de modo que debe de ser textual. Es electoral, evidentemente, y tampoco cuesta mucho descifrar a quién va dirigida, o, mejor dicho, a quiénes. A la víctimas de ETA, o a sus simpatizantes, desde luego que no. Lo que quiere Patxi López es quitarle votos a Bildu. Ahí es en donde está en gran caladero de votos del País Vasco.
En democracia, el menos malo de los sistemas políticos, todos los votos valen igual, aunque unos votantes sean respetables y otros despreciables. Los votantes de Bildu, que deberían sentirse aludidos en el libro Mal consentido, parecen abocados a ser mayoría. No serán muy recomendables, pero son muchos. Y a buscar su voto se lanza Patxi López. Habla de cerrar las heridas de ETA. Los asesinos y sus amigos sufren mucho, sí. O eso dicen algunos clérigos de la zona. Quieren que el Estado les pida perdón.
Las heridas de las víctimas, las que tienen en el alma, importan menos, por lo que se ve, puesto que aportan pocos votos, al menos en el País Vasco. Los nombres de las víctimas han sido recogidos en otro libro, Vidas rotas. Y si Patxi López les hubiera tenido algún miramiento no hubiera dicho eso. Porque, ¿cómo se pueden cerrar las heridas de ETA? Pues metiendo a los etarras en la cárcel y haciéndoles cumplir las penas. Es curioso también que hace poco se dijo que ETA miente y ahora se aceptan las palabras de tres encapuchados que hablan en nombre de la banda.
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