La esposa del anterior presidente del gobierno, José María Aznar, si nadie lo remedia, será la próxima alcadesa de Madrid. Si Pepiño Blanco ha llegado a ministro, ¿por qué no puede ser ella alcaldesa?, dirá alguien.
Igual que se han coleccionado frases de Zapatero, o de la propia Ana Botella, se ha hecho también con las de Pepiño. Pero no hay más que ir a su última salida: en lugar de explicar el asunto de la gasolinera, se ha declarado creyente. Y con eso ya se cree a salvo de todo. Ahora debería dar explicaciones quién le ha hecho ministro.
Pero los contribuyentes españoles no tenemos derecho a que los poderosos nos expliquen nada. Piensan que hemos de dar por bueno todo lo que hagan.
Claro que, puesto que Pepiño es ministro, Ana Botella también puede ser alcadesa de Madrid. Pues no debería. Madrid es una ciudad muy importante y debería estar regida por alguien capaz de estar a la altura del cargo. Pero es que también fue alcalde de Madrid Juan Barranco, al que Tierno Galván llamaba Juanito Precipicio.
Si Pepiño Blanco es ministro y Juan Barranco ha sido alcalde de Madrid, ¿por qué no puede ser también Ana Botella?
En Valencia están juzgando a Jorge Bellver, al que Rita Barberá había elegido como delfín suyo en el ayuntamiento de Valencia.
Siempre el dedo. Los españoles estamos condenados a sufrir el dedazo. Ni se nos consulta.
Por supuesto que Ana Botella se considera a la altura del cargo que previsiblemente va a ostentar dentro de poco. Probablemente, ha conseguido pasar a la historia. Con este pensamiento: "Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta".
No hay comentarios:
Publicar un comentario