En el País Vasco son muchos los que han callado durante todo el tiempo en que la banda terrorista ETA ha podido dictar su ley. En el libro Mal consentido están bien retratados. Callar es más cómodo que comportarse dignamente. Es por ello que luego hay que buscar excusas que sirvan para justificarse ante uno mismo.
Ese modo de justificarse lleva hasta las cercanías de ETA, y ahí tenemos a Bildu escarneciéndonos una y otra vez, porque así lo permitieron Pascual Sala y cinco más.
No sólo callan quienes temen a ETA, el PNV también ha venido imponiendo su ley con mano de hierro. Es conocida la máxima: “Puede decirse que hay democracia en un lugar cuando alguien que piensa lo contrario que la mayoría puede pasear tranquilamente por sus calles”. No ocurre esto en el País Vasco, por lo que puede decirse que no hay democracia allí.
Algunos vascos no callan. Aurelio Arteta, Mikel Buesa, Fernando Savater, Rosa Díez, entre otros, dicen, sin tapujos, todo lo que piensan sobre lo que ocurre en el lugar. Aparte de que tienen valor, saben argumentar. De ahí que sus oponentes, en lugar de aceptar el debate con ellos, recurran a la descalificación y esos otros medios de que se vale el poder cuando no le conviene la confrontación directa.
Ahora se han inventado una conferencia internacional en San Sebastián, que es una humillación más. El PSE va a asistir, y seguro que sus muertos por ETA se revolverán en sus tumbas. Es una vergüenza para todos que el PSE asista a esa porquería de acto. Pero ya lo anunció Pilar Ruiz Albisu: “ Ya no me quedan dudas de que cerrarás más veces los ojos y dirás y harás muchas más cosas que me helarán la sangre, llamando a las cosas por los nombres que no son. A tus pasos los llamarán valientes. ¡Qué solos se han quedado nuestros muertos!, Patxi. ¡Qué solos estamos los que no hemos cerrado los ojos!”. Las actitudes del PNV y de su portavoz Egibar, no pueden sorprender a nadie.
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