Es lo que alega Francisco Álvarez Cascos para justificar su decisión de recortar sus transferencias a Radio Televisión del Principado de Asturias por un importe de más de once millones de euros. Al parecer, esta decisión va a ser recurrida ante los tribunales.
Ignoro si es legal o no la decisión de Álvarez Cascos, pero sí que pienso que debería ser ilegal destinar un solo céntimo a la televisión mientras quedaran necesidades urgentes por cubrir. En la Comunidad Valenciana, no necesito ir más lejos, la televisión pública se lleva una cantidad de dinero espeluznante, sobre todo si se tiene en cuenta la situación de la Nueva Fe, macro hospital que no debió construirse, por razones que cada vez son más obvias.
Los problemas de la Nueva Fe deberían hacer subir los colores a la cara de Francisco Camps, que se empeñó, él sabrá por qué, en construirla, siendo así que las finanzas de la Generalidad que presidía no eran nada boyantes y que con esta aventura arriesgaba el bienestar de los valencianos. Pues no parece que se sienta culpable de nada. Según una información publicada hace pocos días, visita mucho al arzobispo, pues le gusta charlar con él.
Pues así está el asunto, la vieja Fe, que podría haber durado muchos años más, está abandonada, quizá con la intención de que se deteriore por completo y haya que derribarla, y la Nueva Fe sin terminar y llena de fallos y deficiencias, y los enfermos desesperados. No es recomendable ponerse enfermo en la Comunidad Valenciana. Mientras tanto, el dinero que no hay para pagar a proveedores, o farmacias, llueve sobre la Televisión Valenciana.
Cabe señalar que lo que preocupa a la oposición valenciana es que se procure por todos los medios la difusión del catalán. Todo apunta a que esto es algo irrenunciable para ellos, y a quien no lo ve así lo llaman inculto, ignorante, y puede que algo más.
Luego se quejan unos y otros de que la clase política esté tan mal vista.
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