En el diario El País del 25 de los corrientes, con el título “El clero quiere perdón recíproco”, va una información en la que, nada más empezar, figura esta perla: “Sacerdotes de Gipuzkoa pieden a ETA que asuma culpas, pero también al Estado.”
Y me pregunto: ¿Por qué tengo que financiar yo a la Iglesia? ¿Por qué el concierto Iglesia-Estado? ¿Por qué la policía no ha interrogado a ningún cura, ni obispo, en relación con ETA? ¿P0r qué si los curas lanzan insidias sobre la policía con relación a los detenidos etarras, los policías no interrogan a curas para esclarecer una presunta colaboración con la banda armada?
Desde luego que yo no pienso poner la X en la casilla de la Iglesia mientras en su seno existan especímenes como esos.
Toda la noticia es vomitiva, pero no la noticia en sí, sino lo que explica de esta gente, con la que espero no cruzarme nunca por la calle.
Ayer venía también otra noticia sobre cierto sujeto que no tiene nada que envidiar a esos clérigos. De hecho, podría ser uno de ellos. Quizá el papa estuviera satisfecho de tenerlo en su seno, puesto que no reacciona ante los desmanes de estos, que, por otra parte, ya llevan tiempo haciendo de las suyas impunemente. Me refiero al tal Arnaldo Otegi, que dice que es inmaduro exigir la desaparición de ETA, con lo que queda claro que esos tres encapuchados nos perdonaron la vida. Y a cambio de eso nos hemos de alegrar y aplaudir alborozados. Pues no. Personalmente, no concedo ningún crédito a nada de lo que diga la banda. Como si los etarras se convierten en monaguillos de esos clérigos tan impresentables que cobran un sueldo a costa de los contribuyentes españoles. No estaría mal que el propio Otegi ayudara a decir misa a uno de esos curas. O al mismo Uriarte.
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