Tras la jugada que nos ha hecho el nuevo gobierno no es descabellado pensar que una vez pasadas las elecciones andaluzas nos espera algo más fuerte. Así que valdría la pena buscar el modo de retrasar esas elecciones, no fuera a ser que por algún motivo extraño la situación económica mejorara y nos pudiéramos ahorrar esa nueva trastada.
Es urgente, por otra parte, profundizar en la democratización de España. El Rey recibió el poder de Franco y lo cedió a los partidos, para que a su vez lo devolvieran al pueblo, pero en lugar de hacer eso se lo quedaron. Los partidos políticos españoles son estructuras piramidales de poder.
Ese estado de cosas es el que permite que seres adocenados, como Zapatero y Rajoy, se encaramen a la presidencia del gobierno. Aunque, al parecer, hay algunas diferencias entre esos dos personajes. Mientras el primero se creyó una especie de Moisés capaz de llevar al pueblo hasta la tierra prometida, el segundo da la impresión de que ni siquiera va a intentar levantar el vuelo, y en este detalle estriba toda la ilusión que hay puesta en él. No se espera que haga milagros, pero tampoco que comience a derrochar como un poseso. Pero enseguida se ha plegado a los deseos de la patronal.
Dicen que son los empresarios los que crean empleo. Habría que precisar, no obstante, que son raros los que empiezan su actividad con la idea de crear puestos de trabajo. Su idea, más bien, consiste en ganar dinero y para ello han de contratar trabajadores. Hay que proteger a éstos, pues, de aquellos empresarios más desaprensivos. Quitar a los trabajadores los derechos adquiridos con mucho esfuerzo, o parte de ellos, no ayuda a crear empleo, sino a aumentar la angustia de los más indefensos.
En España se gasta mucho dinero en cosas que no repercuten de ningún modo en el ciudadano y, por tanto, habría que eliminar esos gastos. Y exigir cuentas a todos los que nos han llevado a la situación actual.
1 comentario:
Es demasiado pedir, la gente no despierta. Partidos en esa linea como UPD, Ciutadans o el de la Nebrera no despegan. O la gente no se fia o ha caido en el fatalismo mas desasosegador.
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