miércoles, 14 de marzo de 2012

Mallorquín en huelga de hambre

No va en la noticia la edad del jubilado; sí que lleva 14 días en huelga de hambre. Protesta el hombre por los continuos ataques de la Administración a la lengua catalana. Es decir, lo que pretende es que se obligue a otros a aprender la lengua catalana.
Ahora bien, quien piense que los nacionalistas deberían avergonzarse por el grado de histeria en el que han sumido a un gran número de ciudadanos puede esperar sentado. A los nacionalistas no les importa el daño que hacen, sólo se fijan en su propio interés. De modo que aplaudirán a este ciudadano mallorquín y le alentarán para que continúe. En el caso de que la salud del huelguista resulte dañada, los nacionalistas culparán a otros. En modo alguno admitirán que todo es fruto de podredumbre que han introducido ellos en su cerebro.
Pero este señor que hace huelga no es el único que se ha tragado esa bola que permite que unos señores vivan a cuerpo de rey. Hay otros que literalmente se la cogen con papel de fumar, que pretenden que los jubilados extranjeros que residen en sus localidades aprendan la lengua catalana, si quieren que se les haga caso cuando aparezcan por el pueblo por cualquier motivo. No se conforman con que esos extranjeros, en el uso de su libertad, hayan aprendido algo de castellano. Incluso es posible que les moleste este punto.
Las lenguas son utilizadas por los nacionalistas para fines totalmente ajenos a los que les serían propios. Los nacionalistas tienen además unos tintes dictatoriales innegables. Necesitan imponer y prohibir. Sin en España se hubiera instaurado la democracia, y no esta dictadura de partidos que nos ha llevado a la catástrofe, los nacionalistas no hubieran podido medrar. No hubieran podido pasar de ser partidos marginales. Y ahora no habría nadie haciendo huelga de hambre por una causa estúpida.

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