El secretario general del PSOE en Andalucía, José Antonio Griñán, desestimó la oferta que necesariamente le tuvo que hacer Javier Arenas alegando que los andaluces han optado por un gobierno de fuerzas progresistas.
Esto es un sarcasmo y una interpretación muy particular, todo a la vez. Es un sarcasmo llamar fuerzas progresistas a quienes no han conseguido ningún progreso para Andalucía, a pesar de llevar tanto tiempo en el gobierno. Dando por buena esta denominación, la interpretación de Griñán está muy lejos de ser la correcta. Lo que han querido significar los electores andaluces es que están hartos de tanto escándalo, de tanto ERE fraudulento, de tanta cocaína pagada con dinero de los impuestos, pero temen echarse en brazos del PP y quedarse a continuación sin los subsidios, motivo por el cual muchos de ellos han optado por IU.
De modo que está fuera de dudas que los votantes de IU no están conformes con el estado de cosas en Andalucía. Griñán lo sabe, aunque obviamente no lo diga, y como consecuencia, ahora aboga por unas comisiones de investigación de las que abominaba hasta hace poco. Esas comisiones, que no saldrán gratis a los andaluces, tendrán como finalidad hacer creer que el nuevo gobierno, surgido del pacto entre el PSOE e IU, va a luchar con firmeza contra la corrupción.
IU se va a prestar, eso se desprende de sus iniciales declaraciones, puesto que su portavoz no ha dicho que va a combatir la corrupción, sino a impedir que gobierne Javier Arenas. Y, quizá para afianzar su imagen como “progresista”, este mismo “señor”, en presencia de Cayo Lara, lanzó la pregunta del millón: “¿Tú sabes que está ahora la de las tetas gordas de delegada de Educación?”.
Al final, resulta extraño que votara tanta gente: el 62,23%. ¿Se habrá arrepentido alguien de haberlo hecho?
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