lunes, 23 de febrero de 2015

Critican el 'valenciano' de Rita Barberá

Hay que reconocer que los nacionalistas se adueñado de lo que podría definirse como el mundo de las esencias, de tal modo que para estar a la moda no queda más remedio que hacerse gilipollas, eso para el que no lo sea ya de fábrica.
Rita Barberá es una señora que lleva muchos años como alcaldesa de Valencia, lo que da pie a que se le pueda criticar por muchas cosas, pero que se aproveche que no habla valenciano para ello es de risa.
Tuvimos un rey de España, y el suyo fue el segundo reinado más largo, que jamás aprendió a hablar español y este detalle no mejoró ni empeoró su gestión.
Uno habla las lenguas que le da la gana, o que ha podido aprender, y eso de dar o denegar cédulas de valencianía cae de lleno en el campo de lo ridículo. Merece más la pena, por ejemplo, el carnet de donante de órganos, o de médula ósea, o de sangre. Yo no sé si mis vecinos tienen el carnet de valencianos o no, ni me interesa saberlo. Lo que sí que me afecta es que sean buenos ciudadanos y paguen los impuestos. Tampoco me importa que hablen o no valenciano, sino que hay otros detalles mucho más interesantes.
Estas manías que contagian los nacionalistas tienen consecuencias económicas. Rita Barberá no habla valenciano, pero el ayuntamiento de Valencia se ha gastado un dineral, o sea, impuestos de los ciudadanos, en rotular todas las calles en valenciano. Muchas de ellas llevaban siglos rotuladas en español sin que se hubiera muerto nadie del susto, o sea que podían seguir igual unos cuantos siglos más. Pero es que además, se puede dar la impresión engañosa, al igual que ocurre en Barcelona, de que aquí nunca se ha hablado español, lo cual es una solemne mentira.

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