jueves, 26 de febrero de 2015

Tic-tac, tic-tac

El asunto es similar al que se produciría en un pueblo en el que sus habitantes estuvieran hartos de los sucesivos alcaldes y concejales y se presentaran los Siete Niños de Écija prometiendo acabar con la corrupción en el caso de que se les votara.
No me cabe duda de que habría gente que lo haría. En España los hay que se disponen a votar a esos de Podemos con la cantinela 'pues si lo hacen mal, a los cuatro años se vota a otros y en paz'. Eso es de una irresponsabilidad tremenda. En su día se votó a Zapatero porque era bien parecido y parecía simpático y educado. Como consecuencia, hemos perdido de forma irreversible muchas cosas que teníamos consolidadas. Luego se votó a Rajoy como venganza y quizá pensando que tenía una varita mágica y lo que esté ha hecho ha sido repartir la carga a su modo: la mayor parte en las espaldas de los más indefensos.
Sólo falta que vengan otros capaces de rematar la faena y España se convertiría en la Venezuela de Europa. Bastarían no cuatro años sino cuatro días para que estuviéramos peor que los griegos. Ese tic-tac con que amenazan, porque estos de Podemos, como Arzalluz, siempre están amenazando, no asusta al gobierno de Rajoy, sino a todos aquellos ciudadanos sin capacidad para salir de España por piernas.
Los políticos decentes no amenazan a nadie. Eso de que el miedo va a cambiar de bando es propio de matones y trileros. Los políticos decentes gobiernan para todos y lo hacen del modo más justo y conveniente para la nación.
Los políticos democráticos están a favor de la libertad y en contra de quienes la restringen, llámense Nicolás Maduro o Hasán Rouhani. Un político debe condenar sin ambages el encarcelamiento de Ledezma o el asesinato de Roa. Un partido democrático jamás aceptaría ayuda de los gobiernos de Venezuela e Irán.

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