jueves, 19 de febrero de 2015

Yanis Varufakis lo tiene difícil

Por muy bien economista que sea y por grandes que sean sus conocimientos, la realidad es como una pared contra la que ha de acabar chocando. El primer error suyo consiste en habar ganado las elecciones con un programa engañoso.
Podría su partido haber dicho en la campaña electoral que iba a jugar sus cartas para tratar de convencer a sus socios europeos. Hay que comenzar diciendo que el dinero que se debe ha de ser pagado religiosamente. Otra cosa es que se puedan negociar los plazos y las formas.
Hay dificultades añadidas para su empeño. Tanto la Unión Europea como Grecia necesitan reformas. Si no se llevan a cabo esas reformas cualquier cambio en las políticas de la Unión puede convertirse en un experimento peligroso.
La Unión Europea es un conglomerado de países, cada uno de ellos con sus propios problemas específicos y modo de resolverlos. Y no sólo los económicos, también los políticos. Mientras en Francia es la extrema derecha la que está en auge, en España amenaza la extrema izquierda. No es necesario insistir en que ambos extremos son absolutamente antidemocráticos, por más que personajes como Vicenç Navarro, expertos en mezclar verdades y mentiras, para elaborar un producto a su gusto, se empeñen en tildar como demócrata al chavismo y sus satélites.
La ventaja que tiene la Unión Europea es que en estos momentos es Alemania la que tiene el timón y las instituciones alemanas funcionan.
Asusta pensar cuál sería el derroche que se llevaría a cabo en España y en Grecia, si no fuera por la firmeza alemana. Basta con fijarse en la forma de derrochar del gobierno catalán. El valenciano derrocha mucho menos, porque ya no le llegan transferencias, pero sigue manteniendo organismos e instituciones inútiles, y por ahí seguido. El gobierno español recortó por donde no debió hacerlo, pero en dónde si debió no están dispuestos a hacerlo la mayoría de los partidos.

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