Bacigalupo es un juez que fue traído de un lejano país para impartir justicia en España. Ignoro si eso es justo o no lo es. Si los jueces recurren los nombramientos de otros jueces, ¿cómo voy a saber yo si es justo que traigan un juez de Argentina a España? Pero sí que estoy convencido de que a Bacigalupo no le hubiera gustado que le sucediera lo que le voy a contar que le ocurrió a otra persona (http://usuarios.lycos.es/ecues/)
Eugenio trabajó duramente durante toda su vida, e incluso durante buena parte de ella lo hizo fuera de España; en un momento dado, con el fruto de su esfuerzo, decidió hacerse una casa en su tierra. A este respecto me gustaría apuntar que recuerdo una época en la que la periodista valenciana María Ángeles Arazo hacía unas interesantes entrevistas a los personajes de entonces, en las que siempre preguntaba al entrevistado si había logrado su casa soñada. Creo que éste no es el caso, ya que doy por probable que Eugenio sepa que cualquier sitio en el que se esté a gusto puede ser la casa soñada. Pero algún tipo de sueño debe de haber en una casa que alguien decide hacerse en lugar de comprar una ya hecha.
Este fue el detalle que permitió que el sueño de Eugenio acabara por convertirse en algo así como una pesadilla. Entregó el dinero para que le hicieran la casa y se encontró sin dinero y sin casa. ¿Es justo que desee tener una cosa o la otra? Ha recurrido a los tribunales y ha ido perdiendo los juicios, algo incomprensible para él, aunque apunta que aún hubiera podido perder más. La cuestión es que como él es abogado, ha podido llevar personalmente su caso. Con lo que se ahorrado los cuantiosos honorarios que le hubiera cobrado un letrado.
Al final, el asunto podría resumirse de este modo: Un trabajador español en el extranjero regresa a su patria y con el dinero ganado en el exterior decide hacerse una casa y se queda sin casa y sin dinero. La patria lo permite.
Eugenio trabajó duramente durante toda su vida, e incluso durante buena parte de ella lo hizo fuera de España; en un momento dado, con el fruto de su esfuerzo, decidió hacerse una casa en su tierra. A este respecto me gustaría apuntar que recuerdo una época en la que la periodista valenciana María Ángeles Arazo hacía unas interesantes entrevistas a los personajes de entonces, en las que siempre preguntaba al entrevistado si había logrado su casa soñada. Creo que éste no es el caso, ya que doy por probable que Eugenio sepa que cualquier sitio en el que se esté a gusto puede ser la casa soñada. Pero algún tipo de sueño debe de haber en una casa que alguien decide hacerse en lugar de comprar una ya hecha.
Este fue el detalle que permitió que el sueño de Eugenio acabara por convertirse en algo así como una pesadilla. Entregó el dinero para que le hicieran la casa y se encontró sin dinero y sin casa. ¿Es justo que desee tener una cosa o la otra? Ha recurrido a los tribunales y ha ido perdiendo los juicios, algo incomprensible para él, aunque apunta que aún hubiera podido perder más. La cuestión es que como él es abogado, ha podido llevar personalmente su caso. Con lo que se ahorrado los cuantiosos honorarios que le hubiera cobrado un letrado.
Al final, el asunto podría resumirse de este modo: Un trabajador español en el extranjero regresa a su patria y con el dinero ganado en el exterior decide hacerse una casa y se queda sin casa y sin dinero. La patria lo permite.
No hay comentarios:
Publicar un comentario