lunes, 11 de febrero de 2008

Zapatero y los pobres

El voto de los pobres vale igual que el de los ricos, de modo que ahora que vienen elecciones los políticos intentan ganarse la voluntad de los pobres, que son los más, para poder seguir codeándose con los ricos. A los pobres les dan promesas y palabras que se lleva el viento y ellos, por su parte, han de aprender a pasar del aire, que es el mejor método para no desesperarse, para soportar el vacío cuando las cosas vienen mal y entonces muchos, también bastantes políticos, saben encontrar las inevitables excusas para volver la espalda al necesitado, para culparle de sus propios males.
Cada pobre tiene un voto, que es un tesoro en época electoral. Mientras el pobre es un número es útil, cuando tiene nombre propio, a menudo, se vuelve una molestia, para la clase política.
Zapatero ha dicho en el mitin de Vistalegre, refiriéndose a sus rivales del PP, que:
"Son fríos con aquellos que sólo viven de su trabajo -insistió- aquellos que no tienen de todo y que son la gente a la que nosotros representamos".

Pero no consta que suela invitar a comer, o a cenar, a La Moncloa a trabajadores (a lo mejor, tampoco invita a empresarios).
Si los políticos tuvieran en cuenta a los trabajadores, cuidarían más del fruto de su trabajo; es decir, reducirían al mínimo el número de asesores, tratarían de evitar los gastos superfluos, no gastarían tanto en publicidad, ni derrocharían dinero en las televisiones.
Dicen que van a bajar los impuestos, pero ellos no ahorran ni un céntimo; por tanto, cabe entender que van a reducir prestaciones. La policía va a tener menos medios, la Seguridad Social irá a peor, etc.
La falta de respeto a los pobres se pone de manifiesto cuando lo que lanzan son eslóganes y consignas. Odio a la derecha, miedo a la izquierda. Derroche por doquier. ¿Quién ha propuesto las listas abiertas?

1 comentario:

Anónimo dijo...

lafuerza de la sin razon de la izquierda siempre a sido igual..- adelante rajoi