¿Cómo sería la Cuba de Fidel si Estados Unidos no se hubiese empeñado en hacerle la vida imposible? Es muy difícil hacerse una idea exacta de cuál sería la situación. Sí se sabe que, como todos los países comunistas, hubiera fracasado. El ser humano necesita sentirse libre (aunque luego tema esa libertad) y también soñar (aunque a menudo tampoco luche por sus sueños, o quizá los tenga equivocados). Sin la enemistad y el incordio constante de Estados Unidos, la realidad interna de la isla, dentro del fracaso del ensayo comunista de Castro, se hubiera configurado de un modo diferente. Es ahora, cuando se vislumbra el fin del castrismo, cuando más se echa de menos la que hubiera debido ser política inteligente de su nación vecina.
Nunca está de más repetir eso tan sabido de que el poder corrompe, puesto que a pesar de ser una vieja cantinela, quien tiene poder, o sea ventaja sobre los demás, carece de fuerza de voluntad para renunciar a ella. Los presidentes de Estados Unidos, uno tras otro, no han cejado en su empeño de influir en los asuntos de la isla, como tampoco se han privado de hacerlo en otros lugares. No se puede combatir la injusticia con otra injusticia. Si en algún lugar del mundo no se están haciendo las cosas bien, es la ONU el organismo encargado de resolverlas. Y si la ONU no tiene suficientes atribuciones o carece de capacidad para imponer su dictamen, va siendo hora de que las tenga.
Se avecinan tiempos difíciles en Cuba, ojalá la transición cubana sea tan ejemplar como lo fue la española. Pero no olvidemos, que uno de los motivos por los que fue así, junto a la pericia de Adolfo Suárez, se debió al propio miedo de los españoles a que fuera de otro modo. Pasado aquel miedo y con políticos más irresponsables, se percibe claramente que aquel miedo no era tan infundado.
Cuba puede tomar una deriva que la lleve por derroteros tormentosos y difíciles. Cabe la posibilidad de que EE. UU., a la vista de los hechos, sienta de nuevo la tentación de influir y enrede más las cosas. Pero no parece que España, a la vista del lío interno actual, pueda hacer nada mejor.
Nunca está de más repetir eso tan sabido de que el poder corrompe, puesto que a pesar de ser una vieja cantinela, quien tiene poder, o sea ventaja sobre los demás, carece de fuerza de voluntad para renunciar a ella. Los presidentes de Estados Unidos, uno tras otro, no han cejado en su empeño de influir en los asuntos de la isla, como tampoco se han privado de hacerlo en otros lugares. No se puede combatir la injusticia con otra injusticia. Si en algún lugar del mundo no se están haciendo las cosas bien, es la ONU el organismo encargado de resolverlas. Y si la ONU no tiene suficientes atribuciones o carece de capacidad para imponer su dictamen, va siendo hora de que las tenga.
Se avecinan tiempos difíciles en Cuba, ojalá la transición cubana sea tan ejemplar como lo fue la española. Pero no olvidemos, que uno de los motivos por los que fue así, junto a la pericia de Adolfo Suárez, se debió al propio miedo de los españoles a que fuera de otro modo. Pasado aquel miedo y con políticos más irresponsables, se percibe claramente que aquel miedo no era tan infundado.
Cuba puede tomar una deriva que la lleve por derroteros tormentosos y difíciles. Cabe la posibilidad de que EE. UU., a la vista de los hechos, sienta de nuevo la tentación de influir y enrede más las cosas. Pero no parece que España, a la vista del lío interno actual, pueda hacer nada mejor.
Cátaros. La libertad aniquilada
La Comunidad Valenciana y el guirigay nacional
1 comentario:
La política de USA con Cuba es indisoluble de la política de bloques que se inició pocos años despues de acabar la segunda guerra mundial. Fidel se alineó con el bloque del este y USA no podía permitir que obtuvieran todas las facilidades para difundir la revolución comunista en toda sudamérica. Aún y así Cuba tuvo y tiene mucha influencia. ¿Que hubiera pasado si USA no hubiera actuado así? Nadie lo sabe, pero podemos adivinar que la evolución política de todo el continente hubiera sido distinta.
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