Visto desde el cielo, el mundo no tiene fronteras. Los pájaros vuelan de un lugar a otro y todos los sitios pueden ser su casa. Y es que las fronteras son fruto de la maldad humana, de los vicios humanos, de los miedos de las gentes. Digamos que en la actualidad, y desde que surgieron, constituyen un mal que no se ha podido evitar. Pero no debemos conformarnos y dar por sentado que no hay más remedio que las cosas sean así. Desde que el ser humano puede ganarse el sustento mediante el trabajo, no existe ningún tipo de justificación para el asesinato o el robo. Desde que existen los tribunales de justicia, tampoco la hay para las peleas o riñas. Los tribunales internacionales deberían ser suficientes para evitar las guerras y la violación de los derechos humanos. Puede decirse que la civilización es la posibilidad de vivir en paz y de resolver los conflictos reglamentariamente. Desgraciadamente, no podemos hablar de civilización, puesto que en la mayor parte del mundo no se respetan los derechos humanos, ni tampoco gozan de crédito los organismos internacionales que deberían dirimir los conflictos entre las naciones.
Europa debería tratar de expandir por el mundo el concepto de la civilización, pero resulta que ni siquiera es capaz de resolver ninguno de los conflictos que van surgiendo en la antigua Yugoslavia. Son terribles las cosas que vienen sucediendo en ese país, mientras los civilizados europeos miramos hacia otro lugar o no preocupamos por lo intrascendente. Los principales responsables de lo que ocurre allí, son quienes allí viven. Pero eso no sirve como excusa al resto de los europeos. Si la Unión Europea fuera un hecho, podría haber ayudado al desarrollo y culturización de aquella zona, recetas infalibles para solucionar los conflictos que padecen. Resulta que los países de la Unión Europea ni siquiera han podido aceptar una postura común, con respecto a la declaración de independencia de Kosovo, solución que sin ser buena es la más pragmática, dadas las circunstancias. El gobierno español se ha mostrado contrario, pero al parecer egoístamente. Albarda sobre albarda. ¿De quién será el mérito, de Moratinos o de Zapatero? Si deseamos una Europa Unida, en la que acaben estando presentes todos los países de la antigua Yugoslavia, la independencia de Kosovo, es un paso atrás. Otro que sumar a los anteriores. Pero si Europa no se instala en la zona y pone orden e impulsa su desarrollo, no hay más remedio que tratar de salvar lo que se pueda del fuego.
Contra los políticos
Cátaros. La libertad aniquilada
Terrorista
Los que le llamábamos Adolfo
La Comunidad Valenciana y el guirigay nacional
La soledad del juzgador
A sí mismo
¿Cómo habla Dios?
Europa debería tratar de expandir por el mundo el concepto de la civilización, pero resulta que ni siquiera es capaz de resolver ninguno de los conflictos que van surgiendo en la antigua Yugoslavia. Son terribles las cosas que vienen sucediendo en ese país, mientras los civilizados europeos miramos hacia otro lugar o no preocupamos por lo intrascendente. Los principales responsables de lo que ocurre allí, son quienes allí viven. Pero eso no sirve como excusa al resto de los europeos. Si la Unión Europea fuera un hecho, podría haber ayudado al desarrollo y culturización de aquella zona, recetas infalibles para solucionar los conflictos que padecen. Resulta que los países de la Unión Europea ni siquiera han podido aceptar una postura común, con respecto a la declaración de independencia de Kosovo, solución que sin ser buena es la más pragmática, dadas las circunstancias. El gobierno español se ha mostrado contrario, pero al parecer egoístamente. Albarda sobre albarda. ¿De quién será el mérito, de Moratinos o de Zapatero? Si deseamos una Europa Unida, en la que acaben estando presentes todos los países de la antigua Yugoslavia, la independencia de Kosovo, es un paso atrás. Otro que sumar a los anteriores. Pero si Europa no se instala en la zona y pone orden e impulsa su desarrollo, no hay más remedio que tratar de salvar lo que se pueda del fuego.
Contra los políticos
Cátaros. La libertad aniquilada
Terrorista
Los que le llamábamos Adolfo
La Comunidad Valenciana y el guirigay nacional
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1 comentario:
aquí no te han puesto ningún comentario negativo, querido Vicente... me alegro; pero en tu blog de Periodista Digital! qué horror! qué cantidad de barbaridades han escrito tus lectores!
un abrazo y gracias x preocuparte del tema!
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