lunes, 25 de febrero de 2008

El debate de hoy. Los prolegómenos

Pretende Rajoy llegar a la presidencia del gobierno, y se pregunta si reunirá as suficientes condiciones para ello. Hubo quien dijo en su día que tenía todos los “ingredientes” para ser presidente, como si fuera una ensalada. Rajoy ha dado en compararse con alguien, pero no con Marco Aurelio, por ejemplo. Podría haberse puesto a pensar, para ver si le surgía algún pensamiento como este:
37.-Estarás muerto enseguida, y aún no eres ni sencillo, ni imperturbable, ni andas sin recelo de que puedan dañarte desde el exterior, ni tampoco eres benévolo para con todos, ni cifras la sensatez en la práctica exclusiva de la justicia.

Alguien que aspire a ser presidente de una nación debería tener un alto grado de auto exigencia. Y qué menos que tener a uno de los grandes como referencia. Sin embargo, Rajoy ha optado por alguien más asequible, Zapatero y dado que la comparación la ha hecho, el resultado ha sido el previsible. Sin duda, supera a Zapatero en todos los aspectos. Así que los españoles hemos de cambiar un cromito por otro, no tenemos otra opción.
La respuesta de Zapatero también se las trae. Ha dicho: “no acaban de entender que en una democracia nadie es más que nadie”. O sea, todos iguales. El mismo mérito tiene el político que haciendo la pelota y dando codazos se ha encaramado a lo alto de la cucaña que Don Juan Bautista Viñals Cebriá, que toda la vida ha sido un honrado trabajador y nunca ha hecho daño a nadie. La democracia, según Zapatero, iguala a todos, al honrado contribuyente que con esfuerzo ha cumplido año tras año con Hacienda y al defraudador al que jamás logran pillar. Lo mismo vale quien se esfuerza por ser mejor cada día y procura ser solidario y ayuda en lo que puede al prójimo que el que trata de aprovecharse de los demás, porque se cree más listo que ellos. Narbona es igual que Cañizares, Aguirre que Pepiño, Savater que Tordera, Díaz que Anasagasti. Ni siquiera el tiempo que lleva en la presidencia le ha servido para comprender que una cosa es que todos los votos valgan igual y otra que todos seamos iguales.
Esta democracia requiere un cambio radical, otra cosa es que se logre. Pero necesitamos, como mínimo, que haya listas abiertas. Probablemente, de este modo podremos tener mejores candidatos a la presidencia.

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