jueves, 18 de septiembre de 2008

Acierta el ayuntamiento de Valencia

Según publica el diario Las Provincias, el ayuntamiento de Valencia limitará la velocidad máxima por las calles de la ciudad a 30 km/h. Comenzará por el barrio del Carmen, para que en el plazo de dos años esta limitación se extienda a toda la ciudad. Esta es una de esas medidas ineludibles e inaplazables que no se suelen tomar por lo impopulares que resultan.
Todo el mundo, o casi todo, está de acuerdo en que la humanidad contamina mucho más de lo necesario. No se puede determinar con exactitud si es eso lo que produce el cambio climático, o si éste hubiera tenido lugar de todos modos; dejando aparte que ni siquiera se sabe si hay cambio climático o no. Lo cierto es que podemos reducir drásticamente la contaminación que producimos.
Siendo coincidentes casi todos en lo que antecede, lo difícil es poner manos a la obra, siempre hay una excusa para coger el automóvil o resulta agradable poner el aire acondicionado, aunque la temperatura sea suave. De modo que hay que dar ese pequeño empujón al personal, para convencerlo definitivamente.
Las calles de las ciudades antiguas, como es el caso de Valencia, están hechas para el paseo tranquilo y la contemplación de fachadas y monumentos. Sin embargo, eso no es posible en nuestros días, porque al gran número de obstáculos que hay, en forma de postes, anuncios, motos aparcadas y demás, hay que añadir a los ciclistas que circulan por ellas, en su mayor parte desvergonzados y peligrosos. Cada día son más las cartas al director en muchos diarios de España las que se publican protestando por la invasión ciclista de las aceras.
Según tengo noticia, quizá esté equivocado, fue Pasqual Maragall quien, tras verlo en alguna ciudad extranjera, llevó el carril bici a Barcelona y fue imitado de inmediato en varias ciudades españolas, entre ellas Valencia, gobernada entonces por el PSPV. Aquellos socialistas valencianos copiaban todo lo que hacían sus mentores catalanes. El carril bici es un invento caro y cobarde, puesto que no encara el problema adecuadamente, con lo que confunde a todos. Los automovilistas piensan que la calzada es suya y pierden respeto a los ciclistas. Éstos optan por tomar definitivamente las aceras, quedando los viandantes en total indefensión ante ellos. Y algunos toman el carril bici como un tramo más de la acera.
Con la limitación de velocidad que anuncia el ayuntamiento valenciano las cosas se vuelven más lógicas. Las bicicletas bajarán a la calzada, se supone que los automóviles tendrán que guardar las distancias y es de esperar que esta medida se complete con la mejora de los transportes públicos.

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