lunes, 15 de septiembre de 2008

La tranquilidad de Solbes

Las mejillas de Solbes son fláccidas y la idea que dan es que si su dueño ha hecho grandes esfuerzos o sacrificios, ello debió ocurrir en un pasado ya lejano. La forma de sus labios también sugiere que el suyo es un espíritu goloso. En función de esto, no es de extrañar que haya dicho, refiriéndose a la crisis que padecemos, que se debe a una “secuencia anómala de fenómenos que no se podían prever y, de todas formas, no de esta intensidad". Cualquier ama de casa de las de antes, y sobre todo las que manejan menos presupuesto, sabe que hay que tener previstas todas las posibilidades, incluso las más inverosímiles, especialmente las negativas, porque las positivas permiten un mayor margen de improvisación.
¿Cómo va a preocuparse Solbes de esas cosas tan desagradables que, de todos modos, a él no le alcanzan sus consecuencias? Él con su cartera ministerial, está disfrutando de algo que merece con creces. Y bastante tiene con aguantar las cosas de Miguel Sebastián, pero puesto que la responsabilidad de lo que hace éste recae mucho más en Zapatero que en él mismo, no se lo toma muy a pecho.
Sabe que acometer reformas estructurales en España, en la Educación, en las CC.AA., en los gobiernos, en la Sanidad, pero esa ya no es su función. Su optimismo actual, que quizá proceda de una buena digestión, explica la tranquilidad con la que acogió la llegada de la crisis, tanta que la negó, no tres, sino unas cuantas veces más. Ahora dice que, si el precio del petróleo se mantiene, la economía española se recuperará en 2010, y con más rapidez que las otras. Pero Ramón Tamames publicó un artículo en La Razón, titulado “Cuando la crisis arrecia” en el que dice que la recuperación “tal vez se inicie en 2011. Acaso a las amas de casa citadas anteriormente hablar de recuperación les parezca sospechoso, habida cuenta de que nadie sabe por dónde va y que las noticias son peores cada día.

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