domingo, 28 de septiembre de 2008

Stephen Hawking predice el desastre

Y tal y como van las cosas no puede ser de otro modo. Lo preocupante es que predice que ocurrirá durante los próximos cien años y que no es la primera vez que lo hace. Sobre este asunto hay dos cuestiones a considerar. La primera es clara: nadie se atreverá a decirle que exagera, puesto que el más y el que menos viene imaginando algo igual, aunque no se atreve a decirlo; pero aunque todo el mundo lo ve, seguimos viviendo insensatamente. La segunda de las cuestiones es más ardua, Stephen Hawking ve que la solución para la humanidad está en otros lugares fuera de la Tierra. Pero esta solución sólo se puede considerar correcta para el caso de que la catástrofe provenga del cambio climático y que éste se produzca de forma natural; si el cataclismo es causado por el género humano, se reproducirá en cualquier otro sitio.
Se refiere el científico a la posibilidad de que mediante modificaciones genéticas se mejorarían algunas características humanas, lo que provocaría conflictos entre los humanos mejorados y los no mejorados. Este último punto es el digno de debate, puesto que si la humanidad perece por causas que no le son imputables no habrá fracasado. Conviene salir a otros mundos, si se puede; pero no es lo urgente. Lo que sí que debe preocuparnos es nuestra propia responsabilidad. La historia ya nos ha mostrado a algunos humanos mejorados. Sócrates, pongamos por caso. El que nos mostró Platón. Si en lugar de ser un personaje excepcional hubiera sido uno más, porque todos hubieran estado a su altura, la humanidad no hubiera llegado a la situación en que se encuentra. La vida sería mucho más agradable para todos. Probablemente, ha habido o hay otros como Sócrates, aunque no han alcanzado renombre.
Es decir, el ser humano tiene una gran capacidad de mejora al margen de la técnica. Pero para mejorar precisa echar mano de su capacidad de emulación y elegir bien a sus modelos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estamos en un momento en el que la cultura es atacada por la publicidad y la tecnología a favor del mercado y no del individuo, es necesario tener una posición de fuerza ante este dispendio de aborregamiento generalizado.