jueves, 11 de septiembre de 2008

Nadie confía en Zapatero

Hace unas pocas semanas Zapatero trataba de antipatriota a quien hablara de crisis. Poco después trató de explicarlo diciendo que el pesimismo no crea puestos de trabajo. Ahora ya habla de crisis, pero añade inmediatamente que no es sólo de España. Quizá, al igual que él tilda de antipatriotas a los demás, alguien le haya llamado tonto. Pero no lo es del todo, puesto que calla que ha venido inventando nuevos problemas o atizando otros viejos, para que el personal no piense en la crisis. Hasta el más lerdo sabe que lo apropiado hubiera sido que el gobierno hubiera encarado la crisis desde el principio, diciendo la verdad y tomando medidas. Entonces, los ciudadanos hubieran visto que su gobierno se preocupa por ellos. No lo hizo así y la confianza de los ciudadanos en el gobierno se deteriora por momentos.
Pero es que luego aparece Duran i Lleida y en lugar de reconocer que Cataluña ya no es el motor de España, principalmente, porque dedica la mayor parte de sus esfuerzos a cuestiones secundarias, apunta que Cataluña tiene dificultades para salir de la crisis por culpa del resto de España.
Lo cierto es que la crisis ha pillado a todos por sorpresa. Tanto al gobierno de Zapatero como a los autonómicos. Y que todos la están tratando igual, o sea, esperando que se vaya por su propio pie. Cada gobierno español tiene sus propios proyectos y no demuestra ninguno tener intención de desviarse un ápice de ellos para atender a la crisis.
Rajoy puede hacer un buen discurso, pero no se nota que allá en donde gobiernan los suyos haya una mayor austeridad. Este sería buen momento para suprimir numerosos organismos que no pueden sino considerarse como lujos. Las diputaciones; el ministerio y las consejerías de Cultura, a la vista de la utilidad que tienen; los Consejos de Cultura, cuya finalidad es tener en nómina a los intelectuales más influyentes; la carísima Academia Valenciana de la Lengua; etc. También se podrían eliminar los gastos suntuarios.
Si la gente tuviera fe en la clase política, la crisis sería menos crisis. Pero ya se ve que quienes están en apuros recurren a El Pocero.

2 comentarios:

Diego Fernández Magdaleno dijo...

Lo inaudito es la cerrazón del presidente Rodríguez Zapatero para pronunciar la palabra "crisis", ha sido un comportamiento infantil e incomprensible: como si por no nombrarla dejara de existir.¿No le decían sus decenas de asesores -hablando de gastos- que estaba equivocándose estrepitosamente?
Saludos,
Diego

Juan dijo...

Tenemos lo que nos merecemos.
Creo que esto acaba de empezar.
Si España es el Titanic. ¿Quien es nuestro gobierno?.

Daré la respuesta de aquí a unos dias.Venga Vicente a ver si lo sacas.