El diario La Vanguardia trae hoy dos noticias, relativas a Chávez y Carod, muy similares en sus contenidos. Chávez le dice al embajador estadounidense que no intervenga en los asuntos internos de Venezuela y Carod le pide a Rajoy que saque las manos de Cataluña. Tanto a Carod como a Chávez les viene que ni pintada aquella coplilla de Baltasar Gracián:
Vive de arte y engaño/ la mitad del año/ y de engaño y arte/ la otra parte.
Chávez está acostumbrado a intervenir en los asuntos internos de otros países, así que su chulesca actitud ante el embajador estadounidense da risa. Necesita sacar a relucir su fanfarronería una y otra vez, para que sus forofos se entusiasmen.
Lo de Carod es más o menos similar. No hace mucho, dijo al gobierno extremeño cómo tenía que gastar el dinero que le da Cataluña. No es cierto que el dinero que recibe Extremadura sea de Cataluña y él no es quién para decirle al gobierno extremeño como ha de gastar el dinero del que dispone. Extremadura no recibe el dinero de Cataluña sino de España. Probablemente, habría que reconsiderar todo el sistema autonómico español y modificar el sistema de reparto de fondos, a la vez que sería conveniente que el gobierno central recuperara algunas competencias.
Carod juega sucio con Rajoy, porque no le importa hacerse impopular en Extremadura, ya que sus votos los obtiene en otros caladeros. Parece lógico pensar que Carod suelta esas barbaridades porque le dan votos en Cataluña, por tanto hay que considerar que quienes le votan tienen el paladar de estraza. A las personas con nobleza de corazón les repugnan estas cosas. A Carod le trae sin cuidado la opinión de los extremeños, pero no le importa decidir en sus destinos, puesto que a veces se ha aliado con el gobierno de España. Pero Rajoy sí que necesita el voto de los catalanes (y es cuando los valencianos podemos echarnos a temblar, sobre todo conociendo a Camps). Rajoy ha de medir sus palabras, porque los catalanes se las pueden tomar a mal.
Vive de arte y engaño/ la mitad del año/ y de engaño y arte/ la otra parte.
Chávez está acostumbrado a intervenir en los asuntos internos de otros países, así que su chulesca actitud ante el embajador estadounidense da risa. Necesita sacar a relucir su fanfarronería una y otra vez, para que sus forofos se entusiasmen.
Lo de Carod es más o menos similar. No hace mucho, dijo al gobierno extremeño cómo tenía que gastar el dinero que le da Cataluña. No es cierto que el dinero que recibe Extremadura sea de Cataluña y él no es quién para decirle al gobierno extremeño como ha de gastar el dinero del que dispone. Extremadura no recibe el dinero de Cataluña sino de España. Probablemente, habría que reconsiderar todo el sistema autonómico español y modificar el sistema de reparto de fondos, a la vez que sería conveniente que el gobierno central recuperara algunas competencias.
Carod juega sucio con Rajoy, porque no le importa hacerse impopular en Extremadura, ya que sus votos los obtiene en otros caladeros. Parece lógico pensar que Carod suelta esas barbaridades porque le dan votos en Cataluña, por tanto hay que considerar que quienes le votan tienen el paladar de estraza. A las personas con nobleza de corazón les repugnan estas cosas. A Carod le trae sin cuidado la opinión de los extremeños, pero no le importa decidir en sus destinos, puesto que a veces se ha aliado con el gobierno de España. Pero Rajoy sí que necesita el voto de los catalanes (y es cuando los valencianos podemos echarnos a temblar, sobre todo conociendo a Camps). Rajoy ha de medir sus palabras, porque los catalanes se las pueden tomar a mal.
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