En un artículo publicado hoy en El Periódico, Javier Elzo, catedrático emérito de Deusto, dice que no se podrá terminar con ETA mientras haya confusión entre la lucha antiterrorista y la lucha antinacionalista. Este enunciado contiene un error, puesto que da por hecho que existe una lucha antinacionalista, cosa que no puede ser cierta, dado que los nacionalismos son perfectamente legales.
Es cierto que a lo largo del artículo trata de demostrar que existe esa lucha antinacionalista, pero lo que en realidad hace es confundir, porque una cosa es que haya desconfianza hacia el nacionalismo vasco y otra que se luche contra él. Porque hay que ver cuáles son los motivos por los que ha surgido esa desconfianza. En realidad, y es raro que se le haya escapado el detalle, lo que se busca es poner al nacionalismo vasco claramente en contra de ETA. Todos los partidos democráticos deberían unirse en contra de ETA.
Una vez reconocido que los partidos nacionalistas son legales, ya se puede decir que constituyen un anacronismo en nuestros días. Los vientos de la historia arramblarán con ellos más pronto que tarde. Pero mientras tanto sirven porque quienes los profesan se eximen con ello de forjar un ideario propio, al asumir el colectivo. Es algo espiritual, dicen algunos. Claro, el hecho de sentirse algo grande por el simple motivo de haber nacido en un sitio les libra de otro tipo de inquietudes contra las que no sabrían luchar.
La lucha contra ETA es algo muy serio, son muchos los muertos que ha habido ya. No queda más remedio que tener mucho cuidado con la información de que se dispone. Por tanto, si la actitud del PNV hace pensar a menudo en aquello del árbol y las nueces, lo normal es que, como mínimo, se desconfíe de él.
Es cierto que a lo largo del artículo trata de demostrar que existe esa lucha antinacionalista, pero lo que en realidad hace es confundir, porque una cosa es que haya desconfianza hacia el nacionalismo vasco y otra que se luche contra él. Porque hay que ver cuáles son los motivos por los que ha surgido esa desconfianza. En realidad, y es raro que se le haya escapado el detalle, lo que se busca es poner al nacionalismo vasco claramente en contra de ETA. Todos los partidos democráticos deberían unirse en contra de ETA.
Una vez reconocido que los partidos nacionalistas son legales, ya se puede decir que constituyen un anacronismo en nuestros días. Los vientos de la historia arramblarán con ellos más pronto que tarde. Pero mientras tanto sirven porque quienes los profesan se eximen con ello de forjar un ideario propio, al asumir el colectivo. Es algo espiritual, dicen algunos. Claro, el hecho de sentirse algo grande por el simple motivo de haber nacido en un sitio les libra de otro tipo de inquietudes contra las que no sabrían luchar.
La lucha contra ETA es algo muy serio, son muchos los muertos que ha habido ya. No queda más remedio que tener mucho cuidado con la información de que se dispone. Por tanto, si la actitud del PNV hace pensar a menudo en aquello del árbol y las nueces, lo normal es que, como mínimo, se desconfíe de él.
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