jueves, 11 de junio de 2009

¿Son amorales los valencianos?

Ésa es la pregunta que se hace Enric Juliana en La Vanguardia, al constatar que a pesar del caso Gürtel el PP ha vuelto a ganar en la Comunidad Valenciana. Lo que ocurre es que El País tiene más prepotencia que sutileza y la gente es menos tonta de lo que se presume. De modo que cuando se da cuenta de la que quieren manipular para que cambie la orientación de su voto no hace caso.
Con respecto a la Comunidad Valenciana hay otra cuestión que escapa a los analistas catalanes, tan susceptibles cuando se trata de asuntos suyos. El gobierno socialista de Joan Lerma parecía imbatible y tan seguro estaba de su poder que trató de imponer sus criterios a la sociedad valenciana, quemando sus naves en el empeño. Como consecuencia, la sociedad valenciana ha dado la espalda al PSPV y éste no puede hacer marcha atrás. En estas condiciones el PP lo tiene todo a favor y la sociedad valenciana sale perdiendo, porque no hay oposición.
La única esperanza consiste en que UPyD acierte a llenar el enorme hueco que han dejado los socialistas. Pero antes de intentarlo, debe fijarse bien, para no dar ningún paso en falso, que tendría consecuencias fatales. Puede afirmarse que hay militantes socialistas que sabrían cómo hacer y que también saben que el PSPV no puede hacerlo.
En el mismo número de
La Vanguardia, Francesc Carreras se pregunta por qué no votan los catalanes. Nada menos que el 62,5% se ha abstenido, porcentaje al que hay que añadir el 3% que ha votado en blanco. ¿Son amorales los catalanes por no votar? Por lo menos, Montilla sí lo es, puesto que le echa la culpa a Zapatero, cuando en todo caso éste sería responsable de que la gente votara otras opciones. Pero si no vota, no cabe más que entender que está harta de los políticos. Quizá en este punto sí sea cierto que los catalanes van por delante de los españoles.

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