Hay que comenzar reconociendo que es una cuestión de interés general, por tanto, no debe tratarse a la ligera. A renglón seguido cabe decir que siendo tan importante, y contra lo que a primera vista pudiera parecer, no debería ser un asunto que se dirimiese en la calle. Está muy comprobado que a corto plazo las masas son influenciables. Se ha visto que hay muchos que prefieren cometer la estupidez de votar a Carod con tal de desairar al antipático Aznar.
Quienes firmaron la moratoria nuclear en España piden ahora que se reconsidere la cuestión, pero sus palabras se las lleva el viento. Quien decide ahora es otro y está claro que sólo se fía de lo que el mismo piensa; sobran, por tanto, los cientos de asesores que tiene, que pagamos entre todos. Cabe recordar su categórica frase “Los interrogantes están ahí, dejemos que estén ahí” respondiendo a una pregunta del entrevistador de La Vanguardia. No dice “por mi parte los dejo ahí”, sino “dejemos que estén ahí”.
Hay más cosas a tener en cuenta acerca del debate nuclear. Leyendo la siempre ilustrativa columna que publica Joan Valls los viernes, he llegado hasta el artículo De los petrodólares a los ecodólares. La lista de los ecobarones. Hay muchos intereses en juego de los que un contribuyente normal jamás es consciente, porque es imposible estar informado de todo y porque los manipuladores, como es natural, callan lo que les interesa.
A lo mejor resulta que lo que más interesa a los ciudadanos es la energía nuclear, se mire desde el ángulo ecológico, se mire desde el financiero, se mire desde el paisajístico. Y puede que haya un reducido grupo de personas a las que les interese lo contrario. Cuando se hace demagogia sobre algo, hay que apostar por lo contrario. No hacer demagogia sería encargar la decisión a un grupo de expertos que se responsabilizara de su dictamen.
Quienes firmaron la moratoria nuclear en España piden ahora que se reconsidere la cuestión, pero sus palabras se las lleva el viento. Quien decide ahora es otro y está claro que sólo se fía de lo que el mismo piensa; sobran, por tanto, los cientos de asesores que tiene, que pagamos entre todos. Cabe recordar su categórica frase “Los interrogantes están ahí, dejemos que estén ahí” respondiendo a una pregunta del entrevistador de La Vanguardia. No dice “por mi parte los dejo ahí”, sino “dejemos que estén ahí”.
Hay más cosas a tener en cuenta acerca del debate nuclear. Leyendo la siempre ilustrativa columna que publica Joan Valls los viernes, he llegado hasta el artículo De los petrodólares a los ecodólares. La lista de los ecobarones. Hay muchos intereses en juego de los que un contribuyente normal jamás es consciente, porque es imposible estar informado de todo y porque los manipuladores, como es natural, callan lo que les interesa.
A lo mejor resulta que lo que más interesa a los ciudadanos es la energía nuclear, se mire desde el ángulo ecológico, se mire desde el financiero, se mire desde el paisajístico. Y puede que haya un reducido grupo de personas a las que les interese lo contrario. Cuando se hace demagogia sobre algo, hay que apostar por lo contrario. No hacer demagogia sería encargar la decisión a un grupo de expertos que se responsabilizara de su dictamen.
1 comentario:
Me gusta la idea de los expertos y su dictamen, sobretodo en la versión en la que se responsabilizan de su decisión.
Pero suena tan poquito a español que se me caen las lágrimas.
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