Recuerda Zapatero que su abuela siempre le decía que apagara la luz, aunque fuera de día y la luz estuviera apagada. Es como si esta mujer previera la inconsciencia del que era su nieto, que sólo piensa en salirse con la suya aun a costa de lo que sea. Aquel joven Zapatero al que su abuela recordaba insistentemente que apagara la luz se convirtió tiempo después en el presidente del gobierno español. Y fiel a sus principios de hacer lo que le convenga a él, aunque sólo sea a él, ha creado ministerios innecesarios y se ha rodeado de una multitud de asesores. Ni los ministerios ni los asesores los paga de su bolsillo, como tampoco pagaba la factura de la luz de su abuela.
Pues según se puede leer en Aviación digital, la torre de Málaga estuvo sin técnico de mantenimiento durante toda una noche. ¿Para qué, entonces, tantos ministros y tantos asesores? ¿Ninguno se atrevió a decirle al presidente que eso no debe suceder? Si llega a ocurrir un accidente ya sabemos, por experiencia de otros casos, que nadie se hubiera hecho responsable, que de inmediato se hubieran habilitado parches y que se hubieran proferido grandes palabras de consuelo para las víctimas.
La Junta de Andalucía, igualmente bien surtida de cargos de confianza, tampoco ha sido capaz de prever ni de impedir que ocurra la circunstancia citada, que no se produjo de modo inesperado ni sorprendente, puesto que lo raro es que no haya ocurrido más veces. El resumen de los hechos es el siguiente: El técnico al que le tocaba el turno se puso enfermo; el que estaba en servicio prolongó su horario hasta el límite que permite la ley y a partir de este momento la torre estuvo sin técnico de mantenimiento. Afortunadamente, no ocurrió ninguna desgracia.
Pues según se puede leer en Aviación digital, la torre de Málaga estuvo sin técnico de mantenimiento durante toda una noche. ¿Para qué, entonces, tantos ministros y tantos asesores? ¿Ninguno se atrevió a decirle al presidente que eso no debe suceder? Si llega a ocurrir un accidente ya sabemos, por experiencia de otros casos, que nadie se hubiera hecho responsable, que de inmediato se hubieran habilitado parches y que se hubieran proferido grandes palabras de consuelo para las víctimas.
La Junta de Andalucía, igualmente bien surtida de cargos de confianza, tampoco ha sido capaz de prever ni de impedir que ocurra la circunstancia citada, que no se produjo de modo inesperado ni sorprendente, puesto que lo raro es que no haya ocurrido más veces. El resumen de los hechos es el siguiente: El técnico al que le tocaba el turno se puso enfermo; el que estaba en servicio prolongó su horario hasta el límite que permite la ley y a partir de este momento la torre estuvo sin técnico de mantenimiento. Afortunadamente, no ocurrió ninguna desgracia.
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