La especial configuración de nuestra democracia, en la que los hábiles maniobreros y expertos en la obsecuencia, se encuentran a sus anchas, permite que muchos políticos alcancen cargos que exceden en mucho a sus capacidades. De modo que si las cosas van mal es porque no pueden ir mejor. Pero este estado de cosas conlleva que los interesados necesiten creerse más inteligentes que los demás.
Conozco a uno de izquierdas que dado que no consigue discurrir por las vías normales cosas interesantes que le confirmen en su creencia de que posee una inteligencia superior, opta por ver la mano oculta que dirige el mundo, o más bien lo manipula. Entonces, cuando ha terminado de imaginar la trama oculta, y puesto que nadie la puede imaginar igual que él, ya palpa su inteligencia, ya está satisfecho.
De ese estilo, poco más o menos, es Jaime Mayor Oreja. Cuando habla lo hace con la rotundidad del que está absolutamente seguro de lo que dice, pero como muchas veces no aporta ninguna prueba de lo que dice, sino que todo procede de su capacidad de ver más allá que los demás, según parece verse a sí mismo. Suele alertar al personal de los males que le acechan, y esos males suelen proceder de sus rivales políticos. Cuando habla estrictamente de la banda, sí que demuestra tener conocimientos, pero es que tiene motivos para ello, por vasco y por haber sido ministro del Interior. La banda siempre quiere negociar, porque una banda criminal en una negociación siempre gana algo, por poco que sea. Pero el hecho de que Zapatero sea un mentiroso compulsivo y además haya negociado con la banda en tiempos recientes, como él mismo ha reconocido, no significa que lo esté haciendo ahora. Con esas declaraciones, Jaime Mayor Oreja no ha beneficiado a nadie, ni a su partido ni a España. Ahora bien, quienes dicen que se han indignado han perdido la ocasión de callarse, porque unas declaraciones que se desmienten solas no deben ser contestadas nunca.
Conozco a uno de izquierdas que dado que no consigue discurrir por las vías normales cosas interesantes que le confirmen en su creencia de que posee una inteligencia superior, opta por ver la mano oculta que dirige el mundo, o más bien lo manipula. Entonces, cuando ha terminado de imaginar la trama oculta, y puesto que nadie la puede imaginar igual que él, ya palpa su inteligencia, ya está satisfecho.
De ese estilo, poco más o menos, es Jaime Mayor Oreja. Cuando habla lo hace con la rotundidad del que está absolutamente seguro de lo que dice, pero como muchas veces no aporta ninguna prueba de lo que dice, sino que todo procede de su capacidad de ver más allá que los demás, según parece verse a sí mismo. Suele alertar al personal de los males que le acechan, y esos males suelen proceder de sus rivales políticos. Cuando habla estrictamente de la banda, sí que demuestra tener conocimientos, pero es que tiene motivos para ello, por vasco y por haber sido ministro del Interior. La banda siempre quiere negociar, porque una banda criminal en una negociación siempre gana algo, por poco que sea. Pero el hecho de que Zapatero sea un mentiroso compulsivo y además haya negociado con la banda en tiempos recientes, como él mismo ha reconocido, no significa que lo esté haciendo ahora. Con esas declaraciones, Jaime Mayor Oreja no ha beneficiado a nadie, ni a su partido ni a España. Ahora bien, quienes dicen que se han indignado han perdido la ocasión de callarse, porque unas declaraciones que se desmienten solas no deben ser contestadas nunca.
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