Algunos medios vienen exigiendo con insistencia que el caso Gürtel no quede impune. Este detalle puede significar que lo más probable es que ocurra así, puesto que si fuera de otro modo aguardarían acontecimientos. Hay que señalar, además, que en ese empeño en el caso Gürtel se advierten más deseos de perjudicar al PP que de defender la justicia.
Sin embargo, lo que debe interesar a los ciudadanos es precisamente el triunfo de la justicia. Que ésta tenga medios y mecanismos para desenvolverse y que lo haga con limpieza y equidad. En el caso Gürtel se advierte la frustración judicial al no poder desentrañar lo que se presiente. Quizá tenga buena parte de culpa el deficiente diseño de nuestra democracia, pero, en cualquier caso, la justicia forma parte de ese deficiente diseño. La filtración gota a gota del sumario, sin que se haya averiguado aún la identidad del responsable, cosa que debería avergonzar a alguien, puede obedecer al deseo de que los supuestos culpables paguen de un modo o de otro. Si no se les puede imputar, se exponen sus vergüenzas ante la opinión pública. Pero es que además de la irregularidad de las filtraciones se han grabado conversaciones de los sospechosos o imputados con sus abogados. No se puede pretender que los abogados se traguen si más ese sapo, lo lógico y lo honrado es que protesten por todos los medios legales.
A los ciudadanos nos puede horrorizar el Gürtel, y de hecho la irresponsabilidad con que se manejan los fondos públicos, el dinero que estaba en nuestros bolsillos y que tanto necesitamos, nos pone los cabellos de punta. Lo observamos dándonos cuenta de lo que impotentes que somos para impedirlo; nos duele que los chulos se pavoneen de su poder. Por eso nos interesa una justicia independiente de la clase política. Una justicia cuyo presupuesto no dependa de los políticos, y que tenga herramientas y posibilidades para entrar en el último rincón de los partidos.
Sin embargo, lo que debe interesar a los ciudadanos es precisamente el triunfo de la justicia. Que ésta tenga medios y mecanismos para desenvolverse y que lo haga con limpieza y equidad. En el caso Gürtel se advierte la frustración judicial al no poder desentrañar lo que se presiente. Quizá tenga buena parte de culpa el deficiente diseño de nuestra democracia, pero, en cualquier caso, la justicia forma parte de ese deficiente diseño. La filtración gota a gota del sumario, sin que se haya averiguado aún la identidad del responsable, cosa que debería avergonzar a alguien, puede obedecer al deseo de que los supuestos culpables paguen de un modo o de otro. Si no se les puede imputar, se exponen sus vergüenzas ante la opinión pública. Pero es que además de la irregularidad de las filtraciones se han grabado conversaciones de los sospechosos o imputados con sus abogados. No se puede pretender que los abogados se traguen si más ese sapo, lo lógico y lo honrado es que protesten por todos los medios legales.
A los ciudadanos nos puede horrorizar el Gürtel, y de hecho la irresponsabilidad con que se manejan los fondos públicos, el dinero que estaba en nuestros bolsillos y que tanto necesitamos, nos pone los cabellos de punta. Lo observamos dándonos cuenta de lo que impotentes que somos para impedirlo; nos duele que los chulos se pavoneen de su poder. Por eso nos interesa una justicia independiente de la clase política. Una justicia cuyo presupuesto no dependa de los políticos, y que tenga herramientas y posibilidades para entrar en el último rincón de los partidos.
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