No parece muy descabellado pensar que el fundamento de los Consejos de Administración consiste en la toma colegiada de decisiones. Dejar una empresa en manos de una sola persona, por muy capacitada que esté, no es conveniente ni aconsejable, puesto que no hay nadie que esté libre de cometer errores y uno sólo de éstos puede ser fatal.
En la práctica, sin embargo, las cosas pueden ser de otro modo. No todos aceptan de buen grado las críticas ni que se les pidan explicaciones, de modo que para los consejeros la obsecuencia puede ser una buena arma para permanecer en el Consejo o para medrar en él. Se ha visto alguna vez que una empresa ha estado a punto de irse a pique y se ha destituido u obligado a dimitir al presidente y luego el vicepresidente ha ocupado su lugar, pasando a ser el nuevo presidente. Si el anterior presidente había hecho algo mal, todos los consejeros deberían ser responsables de la mala gestión, salvo que pudieran demostrar que se habían opuesto de forma reglamentaria y fehaciente a esas prácticas que tuvieron tan mal resultado.
En este estado de cosas, en el que los consejeros en lugar de verse obligados a mirar por la empresa pueden dedicarse a competir entre sí, para aumentar su poder dentro de ella, no extraña que se hayan subido el sueldo, a pesar de que los beneficios de las empresas han caído. En números redondos, los sueldos de los consejeros de las empresas que cotizan en el IBEX han crecido en el mismo porcentaje en que han bajado sus beneficios. Los accionistas, sobre todo los pequeños, están desprotegidos ante esta realidad. Los trabajadores aún están peor, puesto que puede darse el caso de que muchas de esas empresas hayan despedido trabajadores que no tienen ninguna culpa de la situación.
En la práctica, sin embargo, las cosas pueden ser de otro modo. No todos aceptan de buen grado las críticas ni que se les pidan explicaciones, de modo que para los consejeros la obsecuencia puede ser una buena arma para permanecer en el Consejo o para medrar en él. Se ha visto alguna vez que una empresa ha estado a punto de irse a pique y se ha destituido u obligado a dimitir al presidente y luego el vicepresidente ha ocupado su lugar, pasando a ser el nuevo presidente. Si el anterior presidente había hecho algo mal, todos los consejeros deberían ser responsables de la mala gestión, salvo que pudieran demostrar que se habían opuesto de forma reglamentaria y fehaciente a esas prácticas que tuvieron tan mal resultado.
En este estado de cosas, en el que los consejeros en lugar de verse obligados a mirar por la empresa pueden dedicarse a competir entre sí, para aumentar su poder dentro de ella, no extraña que se hayan subido el sueldo, a pesar de que los beneficios de las empresas han caído. En números redondos, los sueldos de los consejeros de las empresas que cotizan en el IBEX han crecido en el mismo porcentaje en que han bajado sus beneficios. Los accionistas, sobre todo los pequeños, están desprotegidos ante esta realidad. Los trabajadores aún están peor, puesto que puede darse el caso de que muchas de esas empresas hayan despedido trabajadores que no tienen ninguna culpa de la situación.
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