Escribió un artículo María José Pou sobre el debate taurino en Cataluña. Se declara antitaurina y deplora que el debate se haya politizado. En realidad, sin la política no hubiera tenido lugar el debate. O, más bien, sin el nacionalismo excluyente.
En lo que a mí respecta, he dicho alguna vez que no he asistido jamás a una corrida de toros en la plaza, que tampoco tengo intención de hacerlo nunca y que no me veo capaz de clavarle el estoque a un toro por más dinero que me paguen, ni tampoco por una multitud aplaudiendo enardecida (los verdugos de Estados Unidos cobran 150 dólares cada vez que matan a una persona, y se les protege el anonimato).
¿Sabe María José Pou que hay que cocer vivas a las langostas? ¿Cree María José Pou que las langostas sufren menos en la olla que los toros en la plaza? Al igual que se pide la prohibición de las corridas de toros, habría que exigir que se prohibiera torturar a las langostas.
Tampoco tengo ninguna intención de comer foie gras, y me parece un contrasentido que se proteste por el maltrato a los toros y se transite con indiferencia por delante de escaparates en los que se muestra este, según dicen, apetitoso alimento.
¿Cree María José Pou que un pez que ha mordido el anzuelo sufre menos que un toro en la plaza? Pero no hay ningún movimiento que pida la prohibición de la pesca deportiva.
¿Cree María José Pou que la caza deportiva es más civilizada que el toreo?
Por otro lado, creo que la fiesta taurina quedó herida de muerte cuando algunas señoras decidieron hacerse toreras y se encontraron con el boicot de los hombres. En ese momento quedó claro que su capacidad para sobrevivir no es mucha. No hay necesidad ni argumentos de peso, porque junto con los toros deberían prohibirse otras muchas actividades, para precipitar las cosas.
En lo que a mí respecta, he dicho alguna vez que no he asistido jamás a una corrida de toros en la plaza, que tampoco tengo intención de hacerlo nunca y que no me veo capaz de clavarle el estoque a un toro por más dinero que me paguen, ni tampoco por una multitud aplaudiendo enardecida (los verdugos de Estados Unidos cobran 150 dólares cada vez que matan a una persona, y se les protege el anonimato).
¿Sabe María José Pou que hay que cocer vivas a las langostas? ¿Cree María José Pou que las langostas sufren menos en la olla que los toros en la plaza? Al igual que se pide la prohibición de las corridas de toros, habría que exigir que se prohibiera torturar a las langostas.
Tampoco tengo ninguna intención de comer foie gras, y me parece un contrasentido que se proteste por el maltrato a los toros y se transite con indiferencia por delante de escaparates en los que se muestra este, según dicen, apetitoso alimento.
¿Cree María José Pou que un pez que ha mordido el anzuelo sufre menos que un toro en la plaza? Pero no hay ningún movimiento que pida la prohibición de la pesca deportiva.
¿Cree María José Pou que la caza deportiva es más civilizada que el toreo?
Por otro lado, creo que la fiesta taurina quedó herida de muerte cuando algunas señoras decidieron hacerse toreras y se encontraron con el boicot de los hombres. En ese momento quedó claro que su capacidad para sobrevivir no es mucha. No hay necesidad ni argumentos de peso, porque junto con los toros deberían prohibirse otras muchas actividades, para precipitar las cosas.
1 comentario:
Tanto antitaurismo me esta volviendo protaurino. Es inutil olvidar nuesta condición de depredadores.
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