En esta España de nuestros pecados hay que llevar mucho cuidado con lo que se dice, porque como se diga algo no políticamente correcto no hay nadie que se contenga a la hora de dar palos. Ya parecen lejanos aquellos tiempos en los que estuvo bien vista la elegancia, e incluso demostrar que se carecía de ella se consideraba un demérito grande.
Rosa Díez podía haber dicho lo mismo de otro modo, en lugar de “Zapatero es gallego, en el sentido más peyorativo del término”, pero acaso al tratarse de un programa en directo, en el que se le pidió que definiese con una palabra al presidente, no acertó a rebuscar otra expresión más conveniente. Si ella hiciese gala constantemente de tener fobia a los gallegos, hubiera merecido que se le reconviniera; no siendo el caso, lo elegante era pasar por alto la cuestión. La elegancia no da votos, de ahí que a los políticos les importe poco. Consecuentemente, todos los que tenían algo que ganar se han hinchado a darle palos.
En la época en que ocupaba la vicepresidencia del gobierno, Alfonso Guerra contaba que cuando recibía a los empresarios catalanes, y puesto que tienden a unirse, los recibía uno a uno; en cambio, cuando recibía a los valencianos, y dado que suelen discutir entre ellos, los recibía todos juntos. Este, que es un uso banal de los estereotipos, no fue utilizado por nadie. Una ligera mirada sobre la cuestión proporciona la idea de que los catalanes son más disciplinados e inteligentes que los valencianos. Sin contar con la evidencia de que Guerra buscaba salirse con la suya, no averiguar qué era lo más conveniente, cosa que todo parece indicar que era la pretensión de los valencianos.
La frase de Rosa Díez ha dado lugar a disputas enconadas, con graves acusaciones entre las partes en algunos casos, y lo único que cabe decir es que quienes han tratado de hacer sangre, basándose en esa única frase, porque no han encontrado nada más de Rosa Díez en contra de los gallegos, tienen muy mala intención. Y poca elegancia.
Rosa Díez podía haber dicho lo mismo de otro modo, en lugar de “Zapatero es gallego, en el sentido más peyorativo del término”, pero acaso al tratarse de un programa en directo, en el que se le pidió que definiese con una palabra al presidente, no acertó a rebuscar otra expresión más conveniente. Si ella hiciese gala constantemente de tener fobia a los gallegos, hubiera merecido que se le reconviniera; no siendo el caso, lo elegante era pasar por alto la cuestión. La elegancia no da votos, de ahí que a los políticos les importe poco. Consecuentemente, todos los que tenían algo que ganar se han hinchado a darle palos.
En la época en que ocupaba la vicepresidencia del gobierno, Alfonso Guerra contaba que cuando recibía a los empresarios catalanes, y puesto que tienden a unirse, los recibía uno a uno; en cambio, cuando recibía a los valencianos, y dado que suelen discutir entre ellos, los recibía todos juntos. Este, que es un uso banal de los estereotipos, no fue utilizado por nadie. Una ligera mirada sobre la cuestión proporciona la idea de que los catalanes son más disciplinados e inteligentes que los valencianos. Sin contar con la evidencia de que Guerra buscaba salirse con la suya, no averiguar qué era lo más conveniente, cosa que todo parece indicar que era la pretensión de los valencianos.
La frase de Rosa Díez ha dado lugar a disputas enconadas, con graves acusaciones entre las partes en algunos casos, y lo único que cabe decir es que quienes han tratado de hacer sangre, basándose en esa única frase, porque no han encontrado nada más de Rosa Díez en contra de los gallegos, tienen muy mala intención. Y poca elegancia.
1 comentario:
La elegancia ya no existe más que en unos pocos -tú entre ellos-. Si hasta los mismos políticos se expresan como gente de la calle, poco ejemplo nos dan para hacerlo de otro modo.
A veces es difícil leer a personas que, de tan elegantes que son, no se les entiende nada -no es tu caso-. La cultura no está al alcance de todos y mucha retórica, dándo vueltas sobre lo ya dicho, pero con otras palabras, cansa porque si quieres decir una cosa, con hacerlo una vez es suficiente.
Lo de Rosa Díez es, simplemente, que carece de cultura. Pero claro, los que la atacan no tienen mucha más precisamente...
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