El portavoz socialista, José Antonio Alonso, ha dicho que “la opinión es libre pero la lealtad al Grupo Socialista es obligada”, al referirse a la abstención de Antonio Gutiérrez en la convalidación del decreto de la reforma laboral, afirmación que remite, indefectiblemente, a Humpty Dumpty:
Cuando yo uso una palabra --insistió Humpty Dumpty con un tono de voz más bien desdeñoso-- quiere decir lo que yo quiero que diga..., ni más ni menos.
--La cuestión --insistió Alicia-- es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
--La cuestión --zanjó Humpty Dumpty-- es saber quién es el que manda..., eso es todo.
Alonso se ha referido a la lealtad, cuando de lo que habla es de sumisión. Gutiérrez podría recurrir la sanción que se le va a imponer y probablemente la ganaría, pero si lo hace se arriesga a que lo aparten para siempre de las listas electorales. Con lo que se demuestra, una vez más, que los individuos están indefensos frente a los aparatos de los partidos.
Dicen que con Zapatero hay más democracia que con Aznar, cosa que tampoco era tan difícil de conseguir, pero es que con Zapatero las cosas parecen pero no son. No hay más que fijarse en cómo se cuadran ante él todos los ministros, cómo le aplauden todas las tonterías que dice, cómo cambian de opinión a la misma velocidad que él. Si se empeña en hacer ministra de Economía a Bibiana Aído, nadie se lo va ni siquiera a reprochar. Zapatero es otro de los dictadores que tanto abundan, aunque él, siguiendo la ley de Humpty Dumpty se llame demócrata. Al referirse a Gutiérrez, tras la abstención de este, más de lo mismo: "Le tengo un gran aprecio y le respeto mucho su opinión". La España dominada por partidos oligárquicos no da para más.
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