Según informa el Confidencial Digital, el actual equipo dirigente de Caja Madrid prevé que a medio plazo no queden más de tres cajas de ahorros. La cuestión, por más terrorífica que parezca, no es nada improbable. Probablemente, sólo hay un modo de evitar que ocurra: disminuir drásticamente el dinero que nos cuesta la clase política y dejar sin efecto la rebaja del sueldo de los funcionarios.
Los políticos fijaron enseguida su mirada en las cajas. Se apoderaron de ellas, las utilizaron para conceder préstamos a fondo perdido a los partidos, para financiar parques temáticos, aeropuertos, para conceder préstamos a interés preferencial a los políticos, etc. El desastre que ha surgido de todo esto es descomunal, lo que demuestra que la capacidad previsora no es la principal cualidad de nuestros políticos, sino que cuando se ven beneficiados particularmente ya no se fijan en nada más.
Después de su nefasta gestión no dimiten, ni siquiera se bajan el sueldo, ni favorecen las soluciones. Al contrario, manipulan a la gente para hacerle creer que su interés consiste en que las cajas sigan en poder de los actuales políticos, cuando lo que conviene a los ciudadanos es que la factura por el descalabro sea la menor posible. Estando en las manos en que están las cajas han incurrido en las actuaciones que las han llevado a su actual estado. Así que si cambian de manos, mejor. Pero no será Zapatero quien expulse a los políticos de las cajas. Todo lo más, cometerá la heroicidad de cobrarnos lo que cueste el rescate y exigirnos luego que le aplaudamos.
Pero no sólo la situación de las cajas es grave, todo amenaza derrumbarse, y aunque ocurriera, Zapatero seguiría pegado a la poltrona, confiado en ganar las siguientes elecciones. ¿A qué espera el PSOE para poner remedio? Felipe González ya ha dicho que rectificar es de sabios, pero hacerlo todos los días es de necios.
'Bajo toda la lluvia del mundo'
'¿Quiere usted hablar mejor?'
'Sabiduría esencial'
'La llave del secreto'
'El estupor y la maravilla'
'Mil millones de mejillones'
'Camaleones, desmemoriados y conversos'
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