Así termina ella todos sus artículos: “yo tengo setenta años y ya no me callo.” ¿Significa esto que antes sí que se callaba? ¿Piensa que los demás sí que callan? La cuestión es que se la lee esperando alguna revelación extraordinaria y resulta que su alegato es el habitual en todos aquellos que pretenden desvincular a Zapatero de la crisis, como si no tuviera nada que ver: Unos dicen que la culpa es de Estados Unidos y otros que es de Aznar; pero éste ya hace mucho tiempo que no es presidente; de hecho, teme que no le reconozcan por la calle, de ahí que procure estar donde dijo Sofía Mazagatos.
Lo que dice esta dama es que la crisis vino de Norteamérica, cuando el propio Zapatero, habiendo estallado la burbuja inmobiliaria española sin que él se enterara, presumía de que las hipotecas subprime no habían llegado a España, y eso es cierto, y de que la banca española era las más solvente del mundo, y ahí la tenemos, por los suelos, y subiendo las comisiones desesperadamente.
Pero no deja de tener razón María José Muñoz Peirats al lamentarse por el triste final de Bancaja y la CAM, y al que también parece abocado el Banco de Valencia. Y aquí sí que no se le puede echar la culpa a Zapatero, a quien habría que pedir responsabilidades es a Camps, que ni supo torcer el funesto rumbo que llevaban las dos cajas de ahorros, ni sabe salvar al Banco de Valencia. Todo su empeño está puesto en convencernos de la Fórmula 1 interesa. Y Canal 9. Y la Academia Valenciana de la Lengua. ¿Dónde está la banca valenciana?, es el título del artículo de María José Muñoz Peirats. Puede apostarse doble contra sencillo a que Camps no va a contestar.
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